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Illa, el rompehielos de Sánchez

Illa, el rompehielos de Sánchez
El president rehabilita a Puigdemont como interlocutor institucional, un gesto político que Junts anhelaba pero que ahora rebaja y atribuye a la necesidad de supervivencia del PSOE en el CongresoEl Gobierno calma a sus socios catalanes con la quita de la deuda y la rehabilitación política de Puigdemont Salvador Illa sabe que para sobrevivir en el Parlament solo puede contar con ERC y los comuns (más con los segundos que con los primeros). Es decir, que tiene claro que Junts no piensa ayudarle sino todo lo contrario. Por eso, la hora y media de reunión que ha mantenido este martes con Carles Puigdemont en la delegación de la Generalitat en Bruselas hay que entenderla como un gesto para intentar ayudar a Pedro Sánchez quien, sí o sí, necesita que los posconvergentes no le compliquen la vida todavía más.  Así es también como lo interpretan en Junts. Para argumentarlo, recuerdan que ellos ya hacía tiempo que habían dejado de reclamar este encuentro y subrayan que fue el gabinete de Illa quien contactó este agosto con la oficina de Puigdemont, después de que el president de la Generalitat hubiese compartido unos días de vacaciones con el presidente del Gobierno y su familia en Lanzarote. El Govern niega que Illa actúe mandatado por Sánchez y enmarca la reunión con Puigdemont, a la que el líder del PSC se había resistido y no poco, en la voluntad del jefe del Ejecutivo catalán de entrevistarse con todos los expresidents. Con el resto se vio hace más de un año y en ese momento alegó que no iba a citar a Puigdemont porque este sigue siendo líder de un partido. Ahora se ha optado por lo contrario en aras del “diálogo”, en expresión utilizada por el president en X tras el encuentro, y como un paso más hacia la normalidad política, un argumento que pone de los nervios a Junts porque su dirección defiende que no se puede hablar de normalidad mientras Puigdemont no pueda regresar. De ahí que el líder de Junts, además de agradecerle a Illa “su amabilidad y conversación”, escribiese después en X que “en situación de normalidad democrática, esta reunión habría tenido que producirse hace muchos meses y no en Bruselas sino en el Palau de la Generalitat, en la capital de Catalunya. Hoy volvió a quedar claro que no vivimos en situación de normalidad”. El hecho de que el president y el líder de la oposición en el Parlament se tengan que ver en Bruselas, a pesar de que la amnistía está aprobada, es una anomalía que solo se explica por el empeño de algunos jueces por hacer política. En todo caso, es innegable que el encuentro de este martes es un gesto político que los posconvergentes anhelaban, por más que insistan que esto “no va de fotos”, porque implica un reconocimiento al expresident después de sus casi ocho años en Bélgica. Para evitar los líos habituales, en la delegación de la Generalitat se optó por no poner banderas en la sala, tan pequeña como austera, en la que tuvo lugar el encuentro. Ambos no habían coincidido nunca antes personalmente. Es difícil encontrar a un dirigente socialista tan fiel a Sánchez como lo es Illa. El president de la Generalitat considera que el líder del PSOE sigue siendo el mejor posicionado para cohesionar el partido y con mayor ascendencia sobre su militancia y la mayor parte de sus votantes. En el PSC están convencidos de que si Sánchez repitiese como candidato, ellos mejorarían los extraordinarios resultados que obtuvieron en las pasadas generales (19 diputados).  Puede que los socialistas catalanes confundan deseos con realidad o que estén en lo cierto porque la alianza PP-Vox siga asustando más en esta autonomía que en otras. Su tesis es que una parte del electorado, incluso entre el alineado con sectores conservadores, cree que un pacto Feijóo-Abascal supondría un retroceso también competencial, algo que no pasó ni con Aznar ni con Rajoy. Insisten en que esa alianza alternativa a la del PSOE y sus socios actuales implicaría una “involución” en el modelo autonómico así como en derechos y libertades. Un temor que, de ser tan existente como intuye el PSC, no sería similar en otras comunidades puesto que Vox sigue subiendo en los sondeos. ¿Estos argumentos son suficientes para convencer a Junts de que no debe situarse al lado de PP y Vox para dejar sin oxígeno al PSOE? Pues es bastante difícil de predecir. Entre otras cosas porque el partido de Puigdemont, y sobre todo sus alcaldes, notan cada vez más la presión de Aliança Catalana, cuyos mensajes racistas son perfectamente equiparables a los de Vox. Además, su líder, Sílvia Orriols, se declara admiradora de Netanyahu, algo que para determinados sectores independentistas afines a la causa sionista también la refuerza.  “A Junts le pasa con Aliança lo que nos pasó al PSC con Ciutadans”, resumía hace no mucho un importante dirigente socialista. Y lo que les sucedió a los socialistas catalanes con el extinguido partido de Rivera y Arrimadas es que hubo un momento durante el procés en el que hiciesen lo que hiciesen seguían perdiendo votantes.  Después de que Puigdemont afirmase el pasado 20 de agosto que en otoño podían “pasar cosas que no han pasado hasta ahora”, en Junts no aclaran a qué se refería su líder y se limitan a insistir en que no forman parte de ningún bloque y que están escuchando a mucha gente para decidir qué estrategia seguir. “No salvaremos al PSOE para suicidarnos nosotros”, ha advertido el secretario general de Junts, Jordi Turull, este martes en una entrevista en TV3.   Sánchez se ha comprometido a presentar los Presupuestos pero sabe que aprobarlos no será nada fácil. En Junts reiteran lo que han ido diciendo desde hace meses y es que antes de hablar de unas nuevas cuentas hay que revisar el nivel de cumplimiento en las inversiones anteriores. Y si se demuestra que, una vez más, en Catalunya no se alcanza ni el 50% de lo previsto, exigirán “un cheque” a modo de reparación para las arcas de la Generalitat. De ahí, aseguran, no se moverán. Paralelamente, siguen las negociaciones en Suiza y Bruselas. Tras la detención e ingreso en prisión de Santos Cerdán (un dirigente que se había ganado la confianza tanto de Puigdemont como de Turull), ahora las capitanea José Luis Rodríguez Zapatero. Junts niega que hayan pedido el relevo del expresidente del Gobierno como negociador y recuerdan que igual que ellos deciden quiénes son sus representantes en la mesa, el PSOE escoge a los suyos. Sin capacidad de veto por ninguna de las partes.    ¿La siguiente foto podría ser la de Sánchez con Puigdemont? En Junts dicen que no la persiguen y que por eso la rechazaron cuando hace unos meses existió la posibilidad de un saludo entre ambos en el Parlamento Europeo. De haberla, algo que no es descartable, será porque ambos tienen algún triunfo que exhibir ante los suyos.   

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