cupure logo
delloslasfiscaltodosparagazafuturoemergenciamemoria

Un melón, diez euros

Un melón, diez euros
Todos nos sentimos más pobres cada vez que hacemos la compra, vemos las facturas de los consumos básicos, o nos vamos de vacaciones en estas que ya nos han anunciado como “las vacaciones más caras de la historia”. Algo tendrá que decir el gobierno progresista No me gusta usar la escritura como desahogo, ni las columnas de prensa son para aliviar penas propias, pero hoy haré la excepción porque mi drama lo merece: el otro día compré un melón por diez euros. Un melón grandecito, y muy rico una vez catado, pero diez euros. En una frutería de barrio, no me cuentes las ofertas de tu súper habitual porque yo soy de comercio de barrio. Diez euros. Un melón nacional y comprado en pleno verano, no un melón brasileño en diciembre. Diez euros. El bendito melón, de toda la vida la fruta popular y asequible, la fruta del verano para llevar a la playa y la piscina. Diez euros. Y espera, que me contó el frutero que había bajado un poco de precio, que hace unas semanas estaba incluso más caro. Podría haber escrito el párrafo anterior hablando de las nectarinas, otra fruta de verano en pleno verano: más de tres euros el kilo, más de cuatro en alguna frutería. O la humilde sandía, más popular incluso que el melón, también a precio de solomillo. A los melocotones ni me acerco. Y espera, más drama todavía: tomates para gazpacho, tomates de aquí, tomates de verano en pleno verano, tomates para triturar y hacer litros de sencillo gazpacho: por encima de los dos euros el kilo. ¿Hace falta que siga desgranando la lista de la compra? Supongo que no, porque tú también sales de la frutería revisando el ticket para ver dónde está el error. Hace unos días la vicepresidenta Díaz, entrevistada en la Ser, dijo que había comprado fruta y le habían cobrado 30 euros, como ejemplo del problema que la clase trabajadora tiene con el alza de precios. Hubo odiadores que la acusaron de no haber pisado una frutería en su vida, o de comprar los plátanos en boutiques, pero la mayoría se reconoció en su ejemplo: compras lo básico para unos días y nunca baja de 20 euros. En casa tenemos la mala costumbre de comer mucha fruta y verdura frescas, y la mala costumbre añadida de comprar producto local y en pequeño comercio. Una ruina. Para no quedarme en mi propia impresión o en lo que diga Yolanda Díaz, acudo a los últimos datos del INE sobre inflación: con el último dato disponible (junio), los alimentos frescos habían subido un 8% en un año, la cifra más alta desde 2014. Solo en lo que va de 2025, las frutas frescas habían subido hasta junio un 21,7%. Leo en otro sitio que el precio del melón, el humilde y popular melón, ha crecido un 47% en la última década, y la sandía, la aún más humilde y popular sandía, un 45% en diez años. No voy a buscar el dato, pero me da que los sueldos no han subido en la misma proporción. No sabemos qué pasa, si es la distribución, los intermediarios (al agricultor nadie le paga esos precios, es sabido), la poca lluvia, la mucha lluvia, la guerra de Ucrania (a la que llevamos años echando la culpa de la inflación), el Covid (ídem), que somos unos primos o que la economía española va como un cohete pero muy mal repartida. El caso es que todos nos sentimos más pobres cada vez que hacemos la compra, vemos las facturas de los consumos básicos, o nos vamos de vacaciones en estas que ya nos han anunciado como “las vacaciones más caras de la historia”. Algo tendrá que decir el gobierno progresista, aparte de contarnos que ha ido a la frutería y estaba todo caro. Otro día hablamos de la vivienda, otro buen melón, que no quiero amargarte más la merienda. Ten cuidado al cortar la tajada, raspa bien cerca de la piel, que no estamos para andar desperdiciando.

Comentarios

Opiniones