cupure logo
quemáslasestádelunapuedeslosque puedespara

La ruta asturiana que muestra la España vaciada y culmina en una imponente cascada

La ruta asturiana que muestra la España vaciada y culmina en una imponente cascada
Un sendero entre bosques, ruinas y leyendas que desemboca en una de las caídas de agua más bellas del norte peninsularCuatro rutas senderistas fáciles para recorrer este otoño en Asturias Pocas regiones condensan con tanta intensidad la magia del agua, el verde y la memoria como lo hace el occidente asturiano. La ruta de la Seimeira, en el concejo de Santa Eulalia de Oscos, es mucho más que un paseo entre árboles centenarios: es una travesía por la historia, la despoblación y la fuerza de la naturaleza. El sendero parte del pueblo de Pumares y recorre alrededor de 8 kilómetros (ida y vuelta) a través de un entorno rebosante de avellanos, alisos y musgos, con el rumor constante del río Agüeira como banda sonora. Un pueblo fantasma en mitad del bosque A mitad de camino, el visitante se topa con las ruinas silenciosas del pueblo abandonado de Ancadeira, un recuerdo de la Asturias vaciada que hoy parece engullido por la vegetación. Más adelante, el sendero llega al llamado Valle del Desterrado, cuyo nombre nace de una leyenda local. En ella, un criado es condenado a vivir donde no se oiga ni gallo cantar ni campana sonar como castigo por un crimen cometido por obedecer a su amo. Este rincón apartado y brumoso fue su exilio, y desde entonces lleva su historia en el nombre. La recompensa final: la cascada de Seimeira Al final del recorrido espera el gran espectáculo natural: la cascada de Seimeira. Con su caída de agua deslizándose entre paredes de roca y helechos, este salto se convierte en la culminación perfecta del paseo. Especialmente en primavera, cuando el deshielo y las lluvias engordan su caudal, la imagen es la de una cortina líquida que irrumpe en mitad del bosque, despertando todos los sentidos. Tierra de herreros y agua El concejo de Santa Eulalia de Oscos no solo es paisaje. Su historia también se forja —literalmente— con hierro y fuego. Este territorio de herreros y artesanos conserva un legado industrial que puede visitarse en el Conjunto Etnográfico de Mazonovo, donde aún funciona un mazo hidráulico del siglo XVIII. Esta combinación de tradición, leyenda, silencio y belleza natural llevó a la zona a ser reconocida como Capital del Turismo Rural en 2024. Y no es para menos: en cada rincón, el agua sigue escribiendo su historia.

Comentarios

noticias de viajes