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Parece Costa Rica, pero está en Galicia: el paraíso natural con un salto de agua y senderos para desconectar en la naturaleza

Parece Costa Rica, pero está en Galicia: el paraíso natural con un salto de agua y senderos para desconectar en la naturaleza
Oculta entre sierras del interior pontevedrés, la Fervenza de Liñares sorprende por su paisaje frondoso, su caída de agua escalonada y su apacible recorrido circularParece Bahamas, pero está en Castilla-La Mancha: un increíble paraíso natural con cascadas de agua cristalina Lejos del bullicio de las zonas costeras, se esconde una joya natural que sorprende por su verticalidad, su entorno boscoso y la tranquilidad que la rodea. La Fervenza de Liñares, también conocida como Fervenza da Freixa, se despliega en varias caídas de agua a lo largo del río Xesta, formando una de las cascadas más espectaculares del interior gallego. Situada en el concello pontevedrés de A Lama, entre las sierras del Suído y el Cando, este enclave se presenta como una escapada perfecta para quienes buscan naturaleza en estado puro. El salto de agua se abre paso entre una vegetación densa, caracterizada por especies autóctonas y un microclima húmedo que conserva la frescura incluso en los meses más cálidos. Las laderas que flanquean el curso del río están cubiertas por carballeiras, abedules y helechos que configuran un paisaje propio del bosque atlántico. A lo largo del año, el caudal varía, pero la presencia del agua es constante, marcando un ritmo sereno que acompaña a quienes se adentran en este rincón. Más allá del atractivo paisajístico, la Fervenza de Liñares ofrece también un contexto patrimonial vinculado a las formas de vida tradicionales. En las proximidades del salto se conservan restos de molinos, antiguos pasos de ganado y caminos empedrados que evidencian el uso ancestral de este espacio como vía de comunicación. El puente de Liñares, de origen dieciochesco, servía como paso estratégico entre Cotobade y A Lama. Hoy, tanto el entorno natural como estos elementos construidos conforman una experiencia inmersiva, donde la historia y el paisaje se entrelazan sin artificios. Tralos pasos do río Xesta El sendero recorre 7,5 kilómetros de caminos tradicionales y sendas recuperadas, en un itinerario circular homologado por la Federación Galega de Montañismo desde el año 2018. Con un tiempo estimado de tres horas, este recorrido atraviesa la parroquia de Xesta, en el municipio pontevedrés de A Lama, siguiendo el curso del río homónimo en su descenso hasta la confluencia con el Oitavén. La ruta parte de las inmediaciones de la aldea de Liñares, muy cerca de la cascada del mismo nombre, y conecta con lugares de interés paisajístico y etnográfico. A lo largo del itinerario, los caminantes encuentran vestigios del uso ancestral del agua como fuente de energía: canales, pasos de servicio y molinos como los de Paradela se alinean junto al curso fluvial. El puente de Liñares, de factura tradicional, marca el inicio de un tramo especialmente atractivo, en el que el sonido del agua y la vegetación de ribera dominan el ambiente. Las aldeas de Cortegada y Paradela, con su caserío bien conservado, aportan además un valor añadido a la experiencia, al mostrar una arquitectura rural intacta y caminos que aún conservan el empedrado original. El sendero está debidamente señalizado y alterna tramos de pista forestal con estrechos pasos entre árboles y zonas de pendiente moderada. Aunque no presenta grandes dificultades, conviene extremar la precaución en épocas lluviosas, ya que el terreno puede volverse resbaladizo o acumular charcos. La ruta ofrece varios puntos panorámicos, destacando los miradores hacia la cascada de Liñares, que permiten contemplar el salto de agua desde diferentes ángulos. Esta combinación de naturaleza, historia y patrimonio convierte al PR-G 24 en una propuesta completa para quienes desean explorar el interior gallego con calma y atención al detalle. Un entorno que habla en silencio La Fervenza de Liñares no solo destaca por su salto de agua. Su enclave, a medio camino entre la costa y la montaña, la convierte en un ejemplo representativo de los paisajes interiores de Galicia. Rodeada de sierras declaradas zona de especial conservación dentro de la Red Natura 2000, su valor ecológico va más allá de lo visible. El clima, la altitud y el aislamiento han permitido conservar una biodiversidad notable, en la que conviven mamíferos como el zorro o la marta con aves rapaces que surcan los cielos de la comarca, como el halcón peregrino o el milano real. El relieve accidentado de la zona ha favorecido también la conservación de antiguas rutas utilizadas por los habitantes del interior gallego para comunicarse con los valles más próximos. Caminos de carro, muros de piedra, bancales agrícolas y canales de agua forman parte de un patrimonio inmaterial que sigue vivo en la memoria de las aldeas cercanas. El puente de Liñares, por ejemplo, es una muestra de arquitectura popular que aún conserva su funcionalidad y ofrece una excelente vista del cauce fluvial. En conjunto, este rincón de A Lama se consolida como una opción de turismo de naturaleza no masificada, donde se prioriza la experiencia tranquila y el respeto por el entorno. Lejos de las aglomeraciones de otros destinos turísticos, la Fervenza de Liñares permite reconectar con un tipo de paisaje que aún resiste al paso del tiempo. Su visita, breve pero intensa, se convierte en un recuerdo duradero, especialmente para quienes valoran los entornos que se descubren sin prisa y se disfrutan en silencio.

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