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Una antigua vía romana que ahora es una ruta de senderismo: el camino hacia este pueblo medieval navarro

Una antigua vía romana que ahora es una ruta de senderismo: el camino hacia este pueblo medieval navarro
Este recorrido histórico enlaza localidades del Valle de Roncal a través de un itinerario señalizado que recupera antiguos caminos de comunicación y fomenta un modelo de turismo sostenibleNo es Ávila ni Cuenca: qué ver en la ciudad Patrimonio de la Humanidad más pequeña de España A lo largo del Pirineo navarro, donde el paisaje se vuelve tránsito natural entre valles y montañas, una antigua vía de origen romano sigue marcando el rumbo de quienes buscan caminos con historia. El conocido como Camino Real Roncalés, actualmente habilitado como sendero de gran recorrido, fue durante siglos la arteria que vertebraba la vida en el Valle de Roncal. Hoy, más de 60 kilómetros de ese trazado han sido recuperados para senderistas, excursionistas y viajeros que prefieren los trayectos que se recorren con calma. El GR 321, que enlaza localidades como Burgui, Roncal, Urzainqui e Isaba hasta llegar al Refugio Ángel Olorón de Belagua, sigue el curso del río Esca en buena parte del trayecto. Recorrerlo hoy es más que un ejercicio físico. Es una manera de interpretar el paisaje como una gran crónica viva. La piedra caliza, los restos de empedrado, las bordas, los mojones o las ermitas que se encuentran a lo largo del recorrido hablan de una época en la que esta vía era vital para cruzar el Pirineo occidental. A ello se suma una red de rutas secundarias que conectan con otros pueblos del valle, lo que permite trazar itinerarios adaptados a distintos niveles y ritmos, siempre con el hilo conductor de una historia compartida entre Navarra y los pasos fronterizos con Francia. La ruta principal y sus variantes El Camino Real Roncalés, con sus dos etapas principales, puede completarse en dos o tres días de caminata dependiendo del ritmo de cada senderista. La primera etapa cubre el tramo entre Burgui e Isaba, atravesando lugares como Roncal o Urzainqui en una jornada de 22,5 kilómetros. El recorrido discurre por el margen derecha del río Esca y combina zonas boscosas con tramos de carretera local, siempre bajo la presencia de las montañas que flanquean el valle. La segunda etapa asciende desde Isaba hasta el refugio de montaña de Belagua, cruzando parajes como Eskilzarra o Larraueta, con una longitud de 17,6 kilómetros. La ruta permite, además, enlazar con variantes señalizadas que conectan con pueblos menos transitados. Desde Burgui parte una derivación de 13,8 kilómetros hasta Vidángoz, con un recorrido que transita por el cordal que separa los valles de los ríos Biniés y Esca. Roncal está unido a Garde a través de una conexión de casi cinco kilómetros, y desde Isaba parte otro desvío hacia Uztárroz de algo más de ocho. Todas estas variantes están perfectamente indicadas con paneles y señales homologadas, lo que facilita tanto la orientación como la planificación de rutas más largas o circulares. Otra alternativa especialmente valorada por senderistas más experimentados es la conocida como Camino de los Contrabandistas. Se trata de una variante de alta montaña de 18,7 kilómetros que parte de Isaba y cruza collados como el de Lapatia, por un trazado que discurre en paralelo a la muga con Francia. Patrimonio, señalización y turismo sostenible El trazado ha sido señalizado conforme a los estándares de senderos de gran recorrido y cuenta con una red de postes direccionales, marcas de pintura y paneles informativos. La homologación por parte de la Federación Navarra de Deportes de Montaña y Escalada garantiza que el itinerario cumple con los criterios de calidad y seguridad necesarios para su uso público. La inversión en infraestructura, mantenimiento y promoción del camino forma parte del proyecto de dinamización turística del Valle de Roncal, uno de los más activos en la Comunidad Foral en lo que respecta al ecoturismo y el turismo patrimonial. Este enfoque también busca conservar el legado intangible de la ruta. El recuerdo de las “golondrinas”, mujeres jóvenes del valle que entre finales del siglo XIX y principios del XX emigraban temporalmente a Francia para trabajar en la industria de la alpargata, es parte esencial de la memoria local. De hecho, algunos de los desvíos del sendero transitan los mismos pasos que tomaban aquellas mujeres rumbo a Mauléon, al otro lado de la frontera. El éxito del Camino Real Roncalés como propuesta turística se basa en su capacidad para integrar territorio, historia y naturaleza sin comprometer su autenticidad. Alojamientos rurales, refugios y pequeños servicios en los pueblos permiten organizar el recorrido con cierta comodidad sin alterar el equilibrio del entorno. Además, el diseño modular de sus etapas y derivaciones facilita la participación tanto de senderistas expertos como de quienes buscan paseos accesibles sin alejarse del núcleo urbano.

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