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¿Y si Skoda volviera a fabricar una moto?

Los libros de la historia de Skoda, reconocido fabricante de automóviles, cuentan con algunas páginas dedicadas a las dos ruedas. Y es que en los orígenes de esta marca de origen checo s e encuentran también bicicletas y motocicletas , fabricadas bajo el nombre de Laurin & Klement. Ahora, los diseñadores de Skoda Auto quieren sumergirse en su propia historia reinterpretando en lenguaje moderno algunos iconos del pasado, a través de una serie que arranca con este prototipo de dos ruedas, una reencarnación de la original Laurin & Klement Slavia B . Este nuevo concepto fue desarrollado por el diseñador francés Romain Bucaille, que trabaja en el diseño exterior de automóviles en Skoda Design. «Quería hacer algo único y volver a las raíces de la marca. Trabajo con coches todos los días y, como también me encantan las motocicletas, crear una fue algo realmente estimulante», afirma Romain sobre lo que le motivó. La Slavia B se presentó al público en 1899 junto con la Slavia A . Estaba propulsada por un motor monocilíndrico refrigerado por aire de 240 cc con una potencia de 1,75 caballos y una velocidad máxima de 40 km/h (25 mph). La motocicleta no tenía caja de cambios: la potencia se transmitía a través de una correa plana conectada directamente al motor. También incluía pedales, que se utilizaban para arrancar y como propulsión auxiliar. La transmisión de la potencia se realizaba mediante una cadena. Entre 1899 y 1904, Laurin & Klement fabricó 5 40 unidades de la Slavia B. Para su reedición de 2025, Romain optó por un enfoque futurista, con tintes Café Racer, pero conservando la forma característica del chasis de las primeras motocicletas Laurin & Klement, en las que antaño se montaba un motor de combustión. «Tenía una forma muy distintiva: el chasis envolvía el motor, lo protegía por debajo y se hundía más que el resto de la estructura», explica Romain. También hay guiños al pasado deportivo de la marca, como cuando el piloto de fábrica Narcis Podsedníček completó la famosa carrera París-Berlín en 1901 como único finalista de diez motocicletas, todas ellas Slavia B. «Quería hacer referencia a esas cualidades deportivas en mi concepto. El asiento está diseñado para que parezca que flota, desconectado del cuerpo de la moto«, explica Romain. «También he añadido un toque vintage con una bolsa de herramientas de cuero integrada en el bastidor, un elemento esencial en las pruebas de resistencia de aquella época».

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