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Hombre blanco británico

La decisión de la policía en Liverpool sobre la identidad del detenido es comprensible dada la aglomeración de aficionados en el centro con un nivel de alcohol más alto de lo normal en cualquier tarde británica, pero refleja los males de una sociedad llena de prejuicios, y abre la puerta a más dilemas para el futuro50 heridos tras un atropello masivo durante la celebración de la liga del Liverpool Un par de horas después de que un coche arrollara a decenas de personas en Liverpool durante la celebración de la victoria de la liga del equipo local, no había información oficial sobre qué había pasado, la naturaleza del “incidente” o la existencia de heridos o muertos. Lo más claro venía de un email de la policía del condado: un arrestado identificado como un hombre blanco de 53 años británico.  La decisión de publicar la raza y la nacionalidad del detenido de manera inmediata respondía al miedo a desórdenes públicos como los impulsados por rumores que se demostraron después falsos sobre el asesino de tres niñas el verano pasado en una localidad vecina. El bulo decía que el chico de 17 años era un refugiado musulmán y hubo ataques contra mezquitas y hoteles donde se alojaban solicitantes de asilo. El condenado a 52 años de cárcel por el asesinato nació en Gales, de padres ruandeses evangélicos.  La decisión de la policía en Liverpool es comprensible dada la aglomeración de aficionados en el centro con un nivel de alcohol más alto de lo normal en cualquier tarde británica -es decir, muy alto- pero refleja los males de una sociedad llena de prejuicios y propensa a la violencia, y abre la puerta a más dilemas para el futuro. Todavía no están claras las circunstancias del atropellamiento que hirió a 79 personas -media docena siguen en el hospital-, pero la descripción del detenido disipó la idea de que fuera un ataque con excusas religiosas o raciales. Pero, ¿qué pasará si en un incidente la policía no da los detalles sobre la ciudadanía o la raza de un sospechoso o arrestado? ¿La implicación será que es una persona negra o que ha nacido en otro país? ¿Eso llevará a más disturbios o a una identificación inmediata del caso con el terrorismo? ¿Y qué sucederá si la policía sí da detalles y son los de una persona nacida en otro país y con la piel negra?  El dilema tiene mal arreglo ante la proliferación de bulos no sólo en las redes sociales, sino en la prensa británica, con numerosas cabeceras de ínfimos estándares mientras la censura previa dificulta publicar información confirmada de una investigación o un juicio en los medios más rigurosos. Pero desde luego no ayuda el mensaje abrumador de los partidos políticos en el Gobierno y en la oposición contra las personas nacidas fuera del Reino Unido en medio del ascenso de la extrema derecha. En su presentación hace unos días del plan para obstaculizar la llegada de trabajadores y estudiantes al Reino Unido de otros países, el primer ministro, el laborista Keir Starmer, defendió las nuevas reglas por el riesgo, según él, de que el país se convierta en “una isla de extraños”. No está del todo claro si los extraños somos los europeos sin el acento local bueno, los estudiantes de piel oscura y que no vengan de un país del antiguo imperio o cualquiera que se salga del estereotipo de hombre blanco británico de 53 años. 

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