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Peligro: nos están reformulando la democracia

Peligro: nos están reformulando la democracia
Aznar reescribe la democracia porque no cree en ella, al igual que el resto del PP. La "nueva" fórmula –vieja como el fascismo– recorta derechos y servicios. Y sus partidarios trabajan sin descanso, y sin apenas oposición. ¿De verdad no se puede hacer nada antes de llegar a lo de Argentina, a lo de EEUU, a lo que quieren y pagan para se implante aquí? Tras sus repetidas llamadas al golpismo saldadas con total impunidad, Aznar las lanza de nuevo con una audiencia mayor: la del Congreso del PPE en Valencia. Y extiende su famoso “el que pueda hacer que haga” a la Unión Europea, que tampoco es que le competa cargarse al presidente de un país miembro, y menos si es, como ocurre con España, la actual locomotora económica europea. El señor oscuro de las mil trampas les dijo a sus correligionarios conservadores, en realidad, que “actuaran” para sacar a España “del retroceso democrático” por un gobierno que “agoniza”. Así al menos titulaba uno de sus medios subvencionados con nuestros impuestos. Hace falta mucha desfachatez para soltar esa soflama en la Valencia de Mazón, pero el PP tiene pocos complejos. Tan pocos como para seguir manteniendo la voz de un expresidente que lleva sobre sus espaldas tanta mugre. Desde la cumbre de las Azores y las mentiras del 11M al Yak42; desde haber invitado a gran parte de la corrupción española a la boda de su hija a tener a casi todo su gobierno encausado por lo mismo. La desvergüenza del PP y sus colaboradores mediáticos y la poca memoria de sus votantes obvia estos hechos. Lo cierto es que el reelegido presidente del grupo popular europeo, Manfred Weber, es partidario de hacer pactos con la ultraderecha. Han perdido votos en su favor y no les incomoda en absoluto abrazar sus postulados. Como finura democrática conservadora hay poco en esa postura. Ha colocado a su amiga Dolors Monserrat como secretaria general del grupo tras su exitosa labor en pro del PP en Europa y en contra del Gobierno de España. No es, pues, descabellado por completo pedir a este personal del PPE afín, que “actúen” para tumbar al gobierno de España, dado que ni con todos los que “pudiendo hacer, hacen” han logrado que fenezca. Agoniza, dice. Diríamos, mejor, que se enfrenta a complicados problemas y que, por ahora, sale airoso. No es solo el jefe Aznar quien incita a la desestabilización, se han lanzado todos detrás, Feijóo, Ayuso, todos sus portacoces y los medios a su servicio. Es como una borrachera conjunta en la que va creciendo su entusiasmo en el convencimiento de que España va muy mal y Sánchez es un desastre al que le quedan pocos días en el cargo. El ideario ya no disimula lo más mínimo: energía nuclear, no tocar para nada a las empresas eléctricas preservando todos sus beneficios, bajada de impuestos (restando evidentemente servicios públicos), no colaborar con el Gobierno en las medidas para contrarrestar los aranceles de Trump y, sobre todo, la mentira por bandera. Cada vez que el PP está en la oposición despliega incontables esfuerzos para echar a quien gobierne y ponerse en su lugar. Tienen 11 de las 17 comunidades autónomas, más Ceuta y Melilla y el Senado, que usan como trinchera de ataque, pero no les basta: lo que mueve el gobierno del Estado les interesa en gran medida. Pero esta vez han sobrepasado todos los límites. A los continuos bulos e insultos, se añade la impresión, ¿verdad?, no sabemos por qué, de que sí ha habido jueces y otros estamentos de la judicatura que han sentido la llamada de Aznar y hacen. Y en los medios tanto o más. Y son dos sectores esenciales. Sin atemperar esta situación no va a ser posible salir de este agujero, sino que se entrará cada vez más en él hasta que ya falte el aire democrático. Porque, desde que el avance de esta acometida venía siendo notorio, se ha disparado de tal forma que no hacemos sino dar vueltas en ese pozo. Al PP y sus colaboradores no les importa que España funcione. Parafraseando a uno de ellos en el pasado, ya funcionará como debe ser, en su provecho, cuando alcancen La Moncloa. Ya no sabemos ni cómo decirlo, ni qué más denunciar: la rueda sigue y sigue. El apagón marca un antes y un después. Cuando media España se sentía aliviada porque una situación tan problemática se había resuelto en tan pocas horas, nos topamos con una campaña del PP más sucia incluso que las precedentes. Deben ver cerca el desenlace de su asalto al poder total. Los comentarios –incluso aquí en los artículos de elDiario.es– no dan crédito a esa salida en tromba de los populares y sus secuaces mediáticos intentando demoler todo el crédito del Gobierno por el apagón. Fue un problema enorme y hay que saber por qué exactamente ocurrió, pero no es el primer país ni será el último en el que ocurre algo similar y en ninguno que se sepa ha salido una oposición política carroñera al límite a intentar aprovecharse. Escuchen a este comandante de aviación que está teniendo mucho éxito. No somos un país de pandereta, solo hay una derecha de cuchillos afilados sin el menor escrúpulo ni respeto por nadie con tal de lograr su propósito. Es vomitivo y muy peligroso. Porque mucha gente sin criterio les cree, y porque cuentan con todo ese ejército de “informadores de lo suyo”, titulares, portadas, tertulias que les reafirma y les hace ver lo que no es. No me pueden decir en el telediario de TVE –a pesar de que RTVE está intentando cambiar– que “el PP observa desde Valencia el apagón” cuando lo que hace es usarlo y utilizar una audiencia más amplia, europea… para que “les ayude” a tumbar a este gobierno que “agoniza” con tantos problemas y navajazos. Informar tampoco es poner lo que cada uno dice, sino lo que hace. Y contarlo en detalle. Aznar reescribe la democracia porque no cree en ella, al igual que el resto del PP porque –si no fuera así– alguien siquiera en un remoto pueblo diría algo al menos.  No es el PP el único, sin embargo. La peste que avanzaba anunciando sus daños sin que se hiciera nada por detenerla, lo hace ahora a gran velocidad y con total vía libre. Y aún nos quedaba la teatral perfomance que se monta cada 2 de mayo quien se cree la virreina del Estado independiente de Madrid. Un nuevo festejo en su honor este viernes de 2025 al que no ha invitado al gobierno del Estado marcando la distancia con los “advenedizos” que mandan en su España. Ha vuelto a soltar sus inevitables memeces comparando la invasión napoleónica con el apagón y con la pandemia: “A nosotros nadie nos encierra ni nos apaga ni no deja en evidencia ante el mundo”, ha dicho henchida de orgullo. Un episodio épico con miles de muertos y una pandemia en la que Madrid lideró el aumento de la mortalidad en Europa gracias a las libertades cerveceras. Verdaderamente patético. Es una ola mundial y de similar talante a menudo. Donald Trump está afectando la economía internacional y hundiendo la de Estados Unidos, pero ya ha conseguido las tierras raras de Ucrania que pretendía como botín de una guerra en la que supuestamente no participaba su país. En acuerdo con Zelenski, con dinero que jamás compensará la pérdida de territorio y de yacimientos especialmente valiosos en este momento. Y no se ha quedado ahí. Leo en ElDiario.es en este excelente artículo los pactos de Trump con Milei. El presidente ultraderechista ha hundido más de lo que estaba a Argentina y necesita acudir al préstamo siempre envenenado del FMI. El gobierno de Trump va a ayudarle, pero a cambio de hacerse con la base naval integrada Ushuaia que le serviría de puerta a la Antártida, el que estiman es el continente del futuro. Le ganaría ahí por la mano a China que también pretende la hegemonía en ese punto, gracias a un presidente indigno que se vende a Estados Unidos. Y no para remediar el futuro de Argentina, los préstamos del Fondo Monetario Internacional son siempre un caramelo envenenado. Lean en ese artículo lo que la discreta presidente actual del FMI piensa de Milei. Le apoya. Quietos, no hagan ruido, que Milei ha de seguir, “Argentina irá a elecciones en octubre próximo y es importante que no se descarrile la voluntad de cambio. Urgimos a Argentina a mantener el rumbo”. La “nueva” fórmula –vieja como el fascismo– recorta derechos y servicios. Y sus partidarios trabajan sin descanso, y sin apenas oposición. Entre tanto, y tras censurar a medios críticos con su gestión hasta en su acceso a las ruedas de prensa de la Casa Blanca, Trump, cuenta su Barbie portavoz “ha hecho unas llamadas a la Fox”, su cadena favorita a la que tanto debe, para decirle que no le gustan sus encuestas. Tiene el récord de pérdida de aceptación de un presidente nuevo. El domingo hay elecciones en Rumanía, la primera vuelta. George Simion, favorito en las encuestas ha dicho: “Estoy alineado con Trump y vamos a conseguir la mayoría de los gobiernos de la UE”. Entretanto, los servicios de inteligencia alemanes acaban de calificar a Alternativa para Alemania AfD como organización “extremista” de ultraderecha incompatible con la democracia y el Estado de Derecho. Abriría camino hacia su ilegalización, máxime cuando Alemania condena y pena el nazismo. Es el camino a seguir en todos los países que estimen la democracia, esa que abrió con su tibieza la puerta a una ideología cuyos estragos pasados jamás han de volver a repetirse. Pero nada bueno augura en ese sentido la elección de Manfred Weber como presidente del PPE. Apenas hay ya solución a todo cuanto no se hizo. Remedando a Aznar “hay que hacer”, pero en esta ocasión para conservar y fortalecer la democracia. Los partidos de ultraderecha que van tan claramente contra ella deberían ser ilegalizados. Han de ponerse frenos además a esta deriva terrible que encima habla de quiebras del Estado de Derecho por parte del gobierno legítimo. Se le acusa nada menos de querer controlar a los jueces y son algunas actuaciones judiciales precisamente las que chirrían cuando parecen empecinadas en encontrar delitos donde no los hay como si estuvieran alineadas con la sucia oposición política. Mientras verdaderos delitos permanecen en el limbo. El nudo gordiano que quiebra la democracia en España pasa por la manipulación mediática, dudosas actuaciones judiciales y una política de oposición intensamente sucia. ¿De verdad no tiene esto remedio? Entonces yo pediría a quienes trabajan por llevar al PP con Vox a La Moncloa y a cuantos han podido hacer y hacen, que si al menos nos costearán la sanidad pública o piensan dejar que nos diezmen como ocurrió en las residencias de Madrid durante la pandemia. Porque ese es uno de los principales resultados de “su” democracia desposeída. Siquiera a los niños. Aunque, insisto. ¿De verdad no se puede hacer nada antes de llegar a tanto, a lo de Argentina, a lo de Estados Unidos, a lo que quieren y pagan para que se implante aquí? 
eldiario
hace alrededor de 17 horas
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