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Opel Astra Sports Tourer eléctrico: tan discreto como eficaz

Opel Astra Sports Tourer eléctrico: tan discreto como eficaz
El familiar derivado del compacto alemán brilla por capacidad de carga y prestaciones. Su autonomía real entre recargas bordea los 350 kilómetros, unos 300 en autovía Desde que se puso a la venta hace más de tres años, el Astra de sexta generación ha pasado por nuestras manos en varias ocasiones y en diversas configuraciones. Una de las que aún no habíamos podido conducir es la enteramente eléctrica y servida en carrocería familiar, que en Opel se conoce como Sports Tourer (ST), y a ella hemos dedicado por fin unas horas en los últimos días.  No hay duda de que quien se decante por una versión como esta tiene unas necesidades elevadas de espacio y seguramente no comulga con la moda dominante de los SUV. Desde luego, aquí no echará en falta amplitud ni en las plazas traseras ni en el maletero, aunque tampoco se puede ocultar que un vehículo más alto es más cómodo a la hora de entrar y salir que uno como este donde los asientos se encuentran más cerca del suelo. Realmente, el Astra destaca menos por el espacio en las plazas posteriores -al fin y al cabo deriva de un modelo compacto, por mucho que la longitud total de la carrocería alcance en este caso los 4,64 metros- que por la capacidad del maletero. Con todos los asientos en su posición, al igual que la bandeja, dispone de 516 litros y, si abaten los traseros, llega a los 1.553, todo ello sin obstáculos ni irregularidades que entorpezcan la carga. Para quien aún precise más, siempre se puede recurrir a introducir maletas y bolsos hasta el techo; eso sí, haciéndose con la necesaria red que corte el paso de dichos objetos hacia el habitáculo en la eventualidad de un accidente o un simple frenazo. Dicho esto, es cierto que las variantes de combustión del ST disponen incluso de 80 litros de capacidad extra, de modo que la alegría no es completa. Pocos detalles distinguen al Astra eléctrico del resto de las versiones. Debido a la discreción que Opel imprime a toda su gama de producto, no es fácil distinguir desde fuera este modelo eléctrico de otras versiones del Astra. Solo la e que encontramos a la derecha del portón da alguna pista al respecto, y para diferenciar la variante Edition de la GS, más deportiva y equipada, que hemos probado nosotros, aún hay que aguzar más la vista en busca de algún detalle distintivo. Como otros eléctricos del grupo Stellantis, este Astra ST incorpora un motor de 156 caballos que obtiene su energía de una batería de 54 kWh de capacidad. La recarga puede hacerse a un máximo de 11 kW en corriente alterna y de 100 kW en continua. En este último caso, la operación se prolonga alrededor de media hora. La autonomía homologada en el acostumbrado ciclo WLTP asciende a 411 kilómetros en la versión GS, merced a un consumo medio de energía de 15 kWh/100 km. Si bien el ordenador de viaje de la unidad que hemos conducido mostraba cifras promedio un tanto irreales (de 13 kWh/100 km y hasta inferiores), el consumo real obtenido no ha distado mucho del oficial y nos habría permitido recorrer alrededor de 350 kilómetros entre recargas. En conducción continua a alta velocidad, en autovía o autopista, puede contarse con parar cada 300 km aproximadamente. Puesto de conducción del Opel Astra ST eléctrico. Una potencia que cunde mucho En cuanto a dinámica de conducción, el Astra ST eléctrico se sitúa en un término medio entre modelos con aspiraciones más deportivas y otros que se inclinan justo por lo contrario. Su suspensión presenta la peculiaridad de que resulta cómoda a pesar de recurrir a un ajuste relativamente firme, común por otra parte a buena parte de los coches eléctricos del mercado. Otro punto a favor del modelo alemán es que, siendo notablemente pesado (1.760 kilos), se desenvuelve con sorprendente rapidez para contar solo con 156 CV. El 0 a 100 km/h le lleva 9,3 segundos, pero más brillante que eso es que pasa de 80 a 120 km/h -lo que simula la maniobra de adelantamiento típica- en apenas 6 segundos. Para conseguir estos registros es necesario hacer uso del modo Sport, con el que se obtiene la máxima potencia. El conductor tiene a su disposición también los programas Normal y Eco, este último indicado para un uso muy tranquilo porque la fuerza del motor (junto con la acción del climatizador) merma de manera clara. Detalle de las plazas traseras del Astra familiar. Tal vez no le vendría mal a este Astra eléctrico disponer de unas levas con las que regular la intensidad de la frenada regenerativa, dado que esta es escasa en condiciones normales cuando levantamos el pie del acelerador. Para esta función únicamente cabe emplear el modo de avance B, colocado junto al resto de las posiciones de la transmisión en un selector situado en la consola central, pero esta posibilidad conlleva el inconveniente de tener que soltar la mano derecha del volante seguramente cuando es más necesario contar con ambas: pensamos, por ejemplo, en la bajada de un puerto de montaña, donde el coche puede embalarse de más y conviene disponer de cualquier recurso para frenarlo. La misma discreción que define al exterior del Astra ST se replica en su diseño interior, sobrio pero sin fallas que llamen la atención salvo el aspecto de las dos tapas correderas que cubren sendos compartimentos en la consola central. También nos sigue sorprendiendo, por muchas unidades del modelo que probemos, la diminuta tipografía elegida para todos los comandos. Si uno quiere desactivar alguna de las ayudas a la conducción, léase el habitualmente molesto sistema de mantenimiento en el carril, es muy posible que le cueste acertar a la primera, cosa que reviste su gravedad cuando se hace mientras conducimos. 

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