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Este es el pequeño pueblo de los dos mil 'trullis' o casas pintorescas encaladas y de planta circular

Se llama Alberobello, está en el sur de Italia y en algunas de sus peculiares construcciones puedes pasar una nocheLa historia de la pizza que le dio color a la bandera italiana Tal vez la palabra ‘trulli’ sea relativamente desconocida para muchas personas. Si la buscamos en Internet damos con una construcción muy original, hecha sin mortero, sin cemento, con mucha cal y cuyo origen se remonta al siglo XV. Pero lo que puede sorprender aún más es que haya un pequeño pueblo con 1.600 de estas construcciones, 1.600 ‘trullis’ que lógicamente otorgan todo un toque pintoresco a la localidad. Se llama Alberobello, está cerca de Bari, en el sur de Italia y, lógicamente, es considerada la capital de los ‘trulli’, que además están registrados en la World Heritage List de la UNESCO. Un reconocimiento trabajado entre otras razones por el estado de conservación de estas edificaciones tan peculiares. Están hechas de piedra caliza, hay otras localidades en la misma región, Puglia, donde también pueden verse (aunque tienen muchísimos menos ‘trullis’ comparado con Alberobello) y cada uno suele estar decorado con diferentes símbolos. Lo que más llama la atención es, desde luego, el techo de un ‘trulli’. Tiene forma de pirámide, cúpula o cono y suele estar erigido con cantos recogidos en campos vecinos. El origen Una vez conocido el material de los ‘trullis’, toca interesarse por el origen de la proliferación de estas construcciones. La localidad fue fundada a finales del siglo XIV por los Condes de Conversano, terratenientes. Y como la ley del Reino de Nápoles exigía a quien quisiera habitar en el pueblo un impuesto si construía una casa, empezaron a levantar ‘trullis’ para no tener que pagar, dando la impresión de que con semejante construcción precaria, hecha sin ni siquiera cemento, no estarían obligados a tributar. Una vez que desaparecieron las obligaciones fiscales en Alberobell solo se llegó a construir un ‘trulli’ más. Hoy por hoy estas construcciones albergan museos, bares, tiendas de souvenirs o restaurantes. Y en pocas ocasiones son viviendas como lo fueron durante mucho tiempo. Eso sí, algunos de ellos están habilitados y se puede pasar una noche. En cualquier caso y con tantísimos ‘trullis’, un paseo para descubrir esta localidad italiana de clima mediterráneo es un auténtico placer para los sentidos. Una de esas oportunidades para sentir que el tiempo se ha detenido para, sencillamente, disfrutar.

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