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La ruta por los pueblos blancos de Andalucía en versión exprés: cinco paradas para descubrirla

La ruta por los pueblos blancos de Andalucía en versión exprés: cinco paradas para descubrirla
La ruta completa abarca una lista casi interminable de pueblos, pero este recorrido exprés deja claro por qué los pueblos blancos no solo se visitan, se recuerdanNo es Orbaneja del Castillo: “el pueblo de las mil cascadas” en Burgos con historia medieval perfecto para visitar en verano La llamada ruta de los pueblos blancos es una de las joyas menos transitadas y más fotogénicas del sur de España. Su nombre alude al resplandor de las fachadas encaladas que caracterizan a las localidades que serpentean las sierras de Cádiz y Málaga. En esta versión exprés, proponemos un itinerario de cinco paradas, ideales para descubrir en un fin de semana: Olvera, Zahara de la Sierra, Grazalema, Setenil de las Bodegas y Ronda. Este itinerario compacto permite disfrutar de lo esencial de los pueblos blancos en un fin de semana largo, sin prisas pero sin perder tiempo. Son apenas cinco paradas, pero cada una ofrece una experiencia distinta, desde fortalezas musulmanas y parajes naturales hasta una arquitectura insólita, cocina tradicional y miradores que se quedan grabados en la retina. Andalucía tiene muchas caras, pero pocas tan seductoras como esta fusión de historia, naturaleza y belleza en blanco y azul. Para quienes tengan más tiempo, la ruta completa abarca una lista casi interminable de pueblos. Pero incluso esta versión exprés deja claro por qué los pueblos blancos no solo se visitan, se recuerdan. Olvera: la puerta monumental a la ruta Olvera, un paraíso blanco en el corazón de Cádiz La primera para de este recorrido, como no, tenía que ser Olvera. Este pueblo, ubicado al noreste de la provincia de Cádiz, funciona como uno de los accesos naturales a la ruta de los pueblos blancos. Su silueta es inconfundible por sus casas blancas escalonadas en la ladera, coronadas por el imponente castillo árabe y la iglesia neoclásica de Nuestra Señora de la Encarnación. Caminar por Olvera es encontrarse con callejuelas empedradas, balcones floridos y pequeñas plazas donde se respira la Andalucía más auténtica. El castillo, del siglo XII y de origen almohade, ofrece una vista panorámica que abarca desde la Sierra de Líjar hasta los campos de olivos que rodean el municipio. De hecho, el aceite de oliva es uno de los tesoros de la zona y es que Olvera forma parte de la denominación de origen “Sierra de Cádiz”. Visitar una almazara local permite conocer el proceso de producción artesanal. Los viajeros más activos pueden comenzar aquí la Vía Verde de la Sierra, una antigua línea ferroviaria reconvertida en ruta senderista que conecta con otros pueblos de la comarca. Aunque en esta versión exprés del recorrido no se sigue toda la vía, sí se recomienda un paseo por algunos tramos cercanos, especialmente los que atraviesan túneles y puentes de hierro con vistas espectaculares. Zahara de la Sierra: postales de azul y blanco Zahara de la Sierra guarda encanto en cada rincón A apenas 30 minutos de carretera serpenteante desde Olvera, aparece Zahara de la Sierra, quizá el pueblo más pintoresco del itinerario. Suspendido sobre el embalse que recibe su mismo nombre, Zahara es toda una postal que una vez vista, nunca se olvida. Desde lejos, parece colgado entre el cielo y el agua. De cerca, deslumbra por su estructura morisca, sus callejuelas empinadas y su castillo nazarí que domina la cima. La subida hasta el castillo merece la pena al ser recompensada con una de las vistas más espectaculares de la Sierra de Grazalema. Al subir, verás que a los pies del pueblo se encuentra el embalse, cuyas aguas turquesas contrastan con el blanco impoluto de las casas y que, en verano, incluso es posible darse un baño en la playa artificial. Zahara es también un buen lugar para disfrutar de la cocina serrana, esa cocina que ofrece venado, sus riquísimos quesos artesanales y los irresistibles molletes con aceite. Además, para los interesados en la historia natural, el pueblo forma parte del Parque Natural Sierra de Grazalema, declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO, lo que lo convierte en punto de partida ideal para futuras excursiones más largas. Grazalema: corazón verde de la sierra Grazalema desde arriba La siguiente parada, Grazalema, se encuentra a unos 15 kilómetros de Zahara, atravesando uno de los tramos de carretera más bellos del sur peninsular: el Puerto de las Palomas. Desde lo alto de este paso de montaña se abre una vista impresionante del valle, ideal para una breve parada fotográfica. Grazalema es el corazón verde de esta ruta. Su microclima, especialmente húmedo, lo convierte en el lugar más lluvioso de España, lo que explica la exuberancia de su entorno. Otro de los encantos del pueblo sea quizá su ubicación, en un valle rodeado de montañas escarpadas, entre ellas el pico del Torreón, el más alto de la provincia de Cádiz con, aproximadamente, 1.648 metros. Además, el casco urbano de Grazalema es encantador. En este coqueto recorrido, encontrarás casas encaladas con tejados a dos aguas, calles estrechas y empinadas, y pequeñas tiendas de productos locales. De hecho, el pueblo es también conocido por su tradición textil, especialmente la confección de mantas de lana, que se fabrican artesanalmente desde el siglo XVII. Setenil de las Bodegas: vida bajo la montaña Una de las calles más emblemáticas de Setenil A unos 40 minutos de Grazalema, y ya adentrándonos en la provincia de Málaga aunque sigamos en Cádiz, encontramos una de las localidades más sorprendentes de toda Andalucía. Es Setenil de las Bodegas. A diferencia de los pueblos anteriores, en Setenil la arquitectura no se adapta al terreno, sino que literalmente se incrusta en él. Las famosas casas-cueva de Setenil están construidas bajo grandes salientes rocosos que forman parte del cañón del río Guadalporcún. Esto da lugar a escenas casi surrealistas donde las terrazas de los bares se extienden bajo techos de piedra natural, y calles, como la de las Cuevas del Sol o de las Cuevas de la Sombra que parecen salidas de un cuento. El origen del nombre 'de las Bodegas' se remonta a la época en que la localidad formaba parte de la red de producción y almacenamiento de vinos. Aunque esta tradición decayó, aún se pueden encontrar algunos caldos locales, además de los típicos dulces de horno de leña, como los roscos de vino o las empanadillas de cabello de ángel. Defenitivamente, Setenil invita a perderse, literalmente, por su trazado irregular, casi laberíntico. Ofrece una visión alternativa de lo que puede ser un 'pueblo blanco'. Y por si fuera poco, Setenil de las Bodegas no solo sorprende por su insólita arquitectura integrada en la roca. Su singularidad ha sido reconocida en múltiples ocasiones a nivel nacional e internacional. Según la web oficial de Turismo de Setenil, en 2016, fue distinguido como 'la 2ª Maravilla Rural de España' por la plataforma Top Rural, un galardón que lo situó en el mapa de los destinos rurales más atractivos del país. Si seguimos con su larga lista de condecoraciones, en enero de 2019 fue incluido oficialmente en la red de 'Los pueblos más bonitos de España', y ese mismo año recibió otros dos reconocimientos clave. El pueblo fue nombrado 'Capital del Turismo Rural 2019' por Escapada Rural, y elegido como el 'Mejor destino secreto de Europa' por la organización European Best Destination. Ronda: el final que todos quieren El impresionante puente de Ronda La ruta exprés culmina en Ronda, una de las ciudades más hermosas y visitadas de Andalucía y, como no, tenía que ser en Málaga. Aunque su población de más de 30.000 habitantes la aleja del concepto de 'pueblo', su historia, arquitectura y geografía justifican su inclusión en cualquier itinerario ya sea exprés o no. Ronda se alza sobre un desfiladero de vértigo. Se trata del Tajo de Ronda, una garganta de más de 100 metros de profundidad que divide la ciudad en dos mitades. El célebre Puente Nuevo, construido en el siglo XVIII, une ambas orillas y es uno de los monumentos más fotografiados del país. Pero Ronda no es solo paisaje. Es también refugio de escritores románticos como Rilke o Hemingway, y sede de una gastronomía de altura. Como añadido, sus calles están llenas de historia repletas de palacetes árabes, iglesias barrocas, baños árabes excelentemente conservados y jardines con vistas al abismo. Aquí vale la pena detenerse más de unas horas. Pasar la noche en Ronda después de una deliciosa cena con vistas al Tajo y recorrer sus calles al anochecer es algo imperdible.
eldiario
hace alrededor de 21 horas
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