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Un detalle en los maniquíes de choque está costando más huesos rotos a las mujeres que a los hombres

Un detalle en los maniquíes de choque está costando más huesos rotos a las mujeres que a los hombres
Seguridad al volante - Fabricantes estadounidenses han mostrado reticencias a utilizar maniquíes como el THOR 5F por temor a que cuestionen la seguridad de los vehículos ya comercializadosLa DGT advierte sobre dos sistemas nada seguros si viajas con tu perro en coche Una colisión frontal debería dejar secuelas similares en todos los cuerpos, pero los datos no lo confirman. La carretera, más que un terreno neutral, tiende a penalizar con mayor dureza a unas personas que a otras. La idea de que el azar dicta los daños no se sostiene cuando las cifras muestran patrones. No todo el mundo sufre las mismas lesiones ni en los mismos puntos del cuerpo, incluso cuando el impacto es idéntico y las condiciones son parecidas. Esa falsa equidad se diluye en cuanto se observa con detalle cómo se comportan los sistemas de seguridad ante un accidente. A partir de esa contradicción se explican muchas de las iniciativas impulsadas tras casos concretos como el de Maria Weston Kuhn. Los maniquíes de prueba siguen anclados en un modelo masculino creado hace más de 50 años El accidente que sufrió en 2019, mientras viajaba por Irlanda con su familia, reveló una diferencia llamativa: tanto ella como su madre, que iban en la parte trasera, acabaron hospitalizadas con lesiones graves, mientras que su padre y su hermano, que ocupaban los asientos delanteros, apenas necesitaron atención médica. En declaraciones recogidas por Associated Press, Kuhn explicó que “fue una colisión frontal y ellos estaban más cerca del punto de impacto”. Aquella diferencia de consecuencias, que parecía contradictoria con la lógica del accidente, adquirió sentido cuando descubrió que los maniquíes utilizados en los test de choque seguían modelados con proporciones masculinas. Según el artículo de Consumer Reports que encontró en su casa al volver a Estados Unidos, las mujeres tienen un 73 % más de posibilidades de sufrir lesiones en impactos frontales. Ese hallazgo marcó el inicio de su activismo. El caso de Maria Weston Kuhn reveló cómo el diseño de los sistemas de protección penaliza de forma sistemática a las mujeres Kuhn fundó Drive US Forward, una organización centrada en promover la incorporación de maniquíes femeninos más precisos en los tests oficiales de seguridad vial. Su objetivo era que el Congreso aprobara una normativa que obligara a la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carreteras (NHTSA, por sus siglas en inglés) a incluir modelos anatómicamente más representativos. Uno de los maniquíes más avanzados que existen es el THOR 5F, desarrollado por la empresa Humanetics en Michigan. Este modelo, que cuesta alrededor de un millón de dólares, incorpora sensores específicos en áreas del cuerpo donde las mujeres presentan más vulnerabilidad, como el cuello, la pelvis o el abdomen. Según estudios realizados por la propia NHTSA, esas diferencias anatómicas explican hasta un 80 % del exceso de lesiones que sufren las mujeres respecto a los hombres en accidentes similares. A pesar de esos datos, el modelo más utilizado sigue siendo el Hybrid III, un maniquí masculino diseñado en los años 70, que pesa unos 77 kilos y mide 1,75 metros. La versión femenina de este modelo no deja de ser una reducción del original, con adaptaciones mínimas como una chaqueta de goma para simular el pecho, y se emplea sobre todo en los asientos traseros. Los modelos más avanzados ya existen pero su implantación se frena por presión de la industria En otras regiones, como Europa, ya se ha incorporado el THOR 50M —la versión masculina avanzada— como referencia en las pruebas oficiales. China y Japón han seguido un camino similar. Pero en Estados Unidos, la introducción de estos maniquíes se ha topado con reservas por parte de la industria. Algunos fabricantes temen que su uso pueda cuestionar la eficacia de sistemas actuales como cinturones y airbags, ya que los sensores podrían detectar más riesgos de los esperados. Y eso no saldría a cuenta a la industria, aunque significaran vidas perdidas. El Hybrid III, desarrollado en los años setenta, sigue siendo el modelo más utilizado en los test de choque Bridget Walchesky, que sobrevivió a un accidente en 2022 en Wisconsin, afirmó a Associated Press que algunas de sus lesiones fueron causadas por la presión del cinturón de seguridad, lo cual considera que podría mejorarse si los tests tuviesen en cuenta cuerpos de mujer. En su testimonio explicó que “los cinturones de seguridad no están realmente diseñados para cuerpos femeninos”. Las pruebas reales con cadáveres han evidenciado carencias Mientras tanto, las pruebas realizadas por NHTSA con cadáveres han demostrado que los THOR detectan mejor la mayoría de las lesiones que los maniquíes actuales, aunque una revisión del Instituto de Seguros para la Seguridad en las Carreteras (IIHS) fue más crítica. Su análisis detectó limitaciones del nuevo modelo en la predicción de daños en el tórax. Jessica Jermakian, vicepresidenta del área de investigación, señaló al medio que “también hay que estar seguros de que los datos reflejan cómo le iría a una persona real en ese accidente”. El plan presupuestario de NHTSA incluye el desarrollo del THOR 5F, pero el proceso sigue atascado. Un informe de 2023 del Gobierno estadounidense detectó múltiples retrasos en los plazos y señaló que muchos de los avances previstos en modelos de prueba todavía estaban lejos de completarse. Maria Weston Kuhn, ahora en camino de convertirse en abogada, considera que la solución técnica ya existe. Tal como declaró a Associated Press, “por suerte tienen ingenieros muy cualificados y encontrarán la forma de hacerlo”.
eldiario
hace alrededor de 14 horas
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