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Infravalorar las vacaciones es pura ideología

Infravalorar las vacaciones es pura ideología
Feijóo se puede permitir hacer chanzas sobre un derecho histórico de la clase trabajadora, que muchos no pueden disfrutar más que soportando el calor de su ciudad porque él va a disfrutar de su “merecido” mes de descanso en unas condiciones que la mayoría de los españoles no puede ni soñar Hay un meme que me brota en la cabeza cada vez que asisto al comportamiento de la clase dominante en todas sus expresiones. Es uno de esos memes primigenios, mal elaborados, con una fotografía del filósofo comunista Slavoj Zizek en su postura habitual de indignación y firmeza y un texto que dice: “pure ideology”. Es un meme que sirve para expresar todas esas ideas, comentarios o actitudes, en apariencia insustanciales, banales o sin sustancia, pero que detrás esconden una estructura formal ideológica que consolida las ideas hegemónicas que sepultan las oportunidades y esperanzas de la clase subordinada. Para explicar la broma de Alberto Núñez Feijóo diciendo a los periodistas en la rueda de prensa que las vacaciones están sobrevaloradas mientras anuncia que se va un mes de descanso bastaría con poner el meme de Zizek en bucle con letras luminosas: pure ideology. Ser capaz de transmitir de manera eficiente tus ideas y valores es uno de los objetivos fundamentales de la función pública y se suele logra con mayor eficiencia a través de conceptos más subliminales. Se suele decir que la película “Buscando a Nemo” fue uno de los factores más eficientes para concienciar sobre el cuidado de los océanos y su diversidad, así que imaginen si puede ser beneficiosa o lesiva en lo concreto una idea que prenda y genere un efecto en el sentido deseado a través de un subterfugio poco evidente. Se podría decir que Feijóo es un genio si fuera capaz de expresar con esa sencillez ideas tan profundas que le son propicias al ideario de su partido, pero él es solo un elemento replicador de esa ideología dominante que como peón formal de una estructura mayor se ve obligado a emular. En su caso es simple torpeza a la hora de expresar lo que subyace detrás de su programa y valores. Entendido de esta forma es difícil encontrar a un tipo más torpe que Alberto Núñez Feijóo para que navegando con todo el viento y los poderes del Estado a favor sea capaz de liarla cada vez que abre la boca. Porque todos sabemos que el PP es un mero mayordomo de los intereses del capital para constituirse en una herramienta que liquide derechos adquiridos por la clase obrera, pero como dijo un genio de la pluma fascista como Emilio Romero, conviene disimular. Ya sabemos que el PP gobierna para unas pocas familias, pero para eso es necesario engañar a incautos y no poner en cuestión, ni en broma, las vacaciones de los demás. Porque las suyas no las infravalora. Ni siquiera vamos a desarrollar el meme recrecional de la cremita en la espalda. Alberto Núñez Feijóo se va a pasar su mes de vacaciones a una casa de su pareja con acceso privado a una playa que invade dominio público y por la que está litigando con todas las administraciones para conservar ese privilegio. Cierto es que no es como Ayuso usando el patrimonio público destinado a la conservación de los parques naturales para irse de tuppers con toda su familia, pero no está mal como idea de descanso canicular. Feijóo tiene la suerte de disfrutar de la fortuna que su familia política logró con favores del franquismo, a la que escoció mucho que lo contara en este artículo, tanto como para vender mercancía averiada al libelo amigo de confianza de Eduardo Inda para intentar contrarrestar la historia de sus negocios farmacéuticos a costa de represaliados franquistas. En casa del presidente español que no es porque no quiere también nos leen. Hay algún pazguato ensobrado que ha querido restar importancia a la declaración entre risas de Feijóo explicándonos que era una broma sin importancia. Hasta las bromas son un marcador de clase, de hecho son uno de los más potentes porque nadie hace burla de manera natural y espontánea de aquello que le afecta directamente. Lo que ustedes nunca verán es restar importancia a las vacaciones a quien no tiene la oportunidad de disfrutarlas porque tiene un trabajo a tiempo parcial, no tiene recursos o tiene que elegir entre el alquiler y el descanso. La clase social supura en los comportamientos, actitudes, y también en las bromas. Feijóo se puede permitir hacer chanzas sobre un derecho histórico de la clase trabajadora, que muchos no pueden disfrutar más que soportando el calor de su ciudad o paseando por los parques, muchas veces cerrados porque hace calor, porque él va a disfrutar de su “merecido” mes de descanso en unas condiciones que la mayoría de los españoles no puede ni soñar. Un marxista nunca infravaloraría las vacaciones de los demás porque sabe lo que supone para su corpus ideológico y de clase hacer un comentario de este porte, con eso no se hacen chanzas. Nosotros no. Los nuestros hacen bromas sobre la exterminación de los ricos, comérnoslos, de manera literal, a veces incluso en forma de kebab sin que eso suponga que alguien se crea que vamos a hacer rollos de carne asada a fuego lento con los grandes empresarios del IBEX. Lo hacemos porque detrás de esas bromas existe una ideología estructurada y razonada que supura en forma de bromas para caricaturizar aquello que no se hará pero que en otras formas más civilizadas quiere concretarse, porque claro que queremos acabar con los ricos, pero mediante la redistribución radical de la riqueza. Nosotros no queremos asesinar a los CEOS de empresas aseguradoras médicas, pero romantizamos la belleza de Luigi Mangione porque con sus memes expresamos la lucha de clases y la injusticia de quienes asesinan con traje y corbata. No queremos matarlos, simplemente queremos que se les juzgue por sus crímenes, porque lo que hacen esas aseguradoras es criminal. Los marxistas no queremos, tampoco podemos por desgracia, crear un ejército de orcas que hunda a todos los ricos en sus yates, pero admiramos a Gladis convirtiéndola en una referente de la defensa de los océanos contra quienes los contaminan y saturan. Claro que son bromas. Pero detrás de esas bromas hay ideología. Pura ideología. Como Feijóo restando importancia a nuestras vacaciones, porque si pudiera nos las quitaría.
eldiario
hace alrededor de 14 horas
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