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Acuerdo UE-EEUU: el diablo está en los detalles

Acuerdo UE-EEUU: el diablo está en los detalles
La “inversión masiva de la UE” que anuncia triunfalmente EEUU se realizará antes de que Trump finalice su mandato, es decir, antes de que Bruselas pueda negociar otro acuerdo con otra Administración estadounidense. ¿Cómo era aquello? Atado y bien atadoEl rapto de Europa Tras el escándalo inicial, se están desvelando nuevos detalles sobre el acuerdo comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea (UE). El diablo está en los detalles –“the devil is in the details”, dice un refrán inglés de origen indefinido–. Y esta información es la que se nos hurta desde nuestra amada líder, la Comisión Europea. Seguimos esperando el extenso y detallado listado de productos tasados, como se publicaron de forma inmediata en la primera legislatura de Donald Trump, cuando llegó con la misma cantinela de que hay que penalizar los productos europeos, nuestros “aliados”, como nos llama. ¡Y menos mal! Desde la Casa Blanca, el mensaje es claro: “Inversión masiva de la UE en los Estados Unidos”. Así lo explican a sus ciudadanos, no desde la prensa amiga, sino desde la página web oficial del gobierno, Whitehouse.gov. Entre otros notables ejemplos, recuerdan que “los aranceles sectoriales sobre el acero, el aluminio y el cobre permanecerán sin cambios: la UE seguirá pagando el 50%”. Más detalles, bajo estas líneas. En su autodenominada “Hoja informativa”, se afirma que el acuerdo del presidente Trump con la Unión Europea “logra reformas estructurales históricas y compromisos estratégicos que beneficiarán a la industria estadounidense, a los trabajadores y a la seguridad nacional durante generaciones”. Interesante mensaje el de “durante generaciones”, porque la “inversión masiva de la UE” se realizará antes de que Trump finalice su mandato, es decir, antes de que Bruselas pueda negociar otro acuerdo con otra Administración estadounidense. ¿Cómo era aquello? Atado y bien atado. Recordemos aquí de nuevo las cifras de la vergüenza que Donald Trump desgranó desde su Golf Resort escocés con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, enfrente, callada, cabizbaja y con semblante sombrío. “La UE comprará 750 mil millones de dólares en energía estadounidense y hará nuevas inversiones de 600 mil millones de dólares en los Estados Unidos, todo para 2028”. Estas son las cifras en bruto del “gasto” directo europeo, faltan las derivadas del 15% de “casi todas las exportaciones de la UE” –Bruselas dixit–, que se convierten en el 50% para un grupo de productos estratégicos como el acero o los semiconductores, sin contrapartidas. Humillación, es la palabra que se escucha en todos los foros. Mientras, la Comisión Europea explica en su página web el acuerdo comercial entre la UE y EEUU como un “acuerdo político” que restaura la “estabilidad y la previsibilidad” para los ciudadanos y las empresas. Y amenaza con que es “el primer paso en un proceso que se ampliará aún más con el tiempo para cubrir áreas adicionales”. Entre los compromisos clave, destaca el de “establecer un techo arancelario único y totalmente inclusivo del 15% para los bienes de la UE”. Este impuesto también se aplica a los automóviles y piezas de automóviles, y a productos farmacéuticos, “hasta que los Estados Unidos decidan si imponen aranceles adicionales”. El arancel del 50% lo “explica” como el objetivo de “unir fuerzas para proteger los sectores del acero, el aluminio y el cobre de la competencia desleal y distorsionada”. Otros “logros europeos”: la eliminación de los ya bajos aranceles sobre los bienes industriales estadounidenses, Mejor acceso al mercado para ciertas exportaciones agrícolas estadounidenses por valor de 7.500 millones de euros, garantizar un acceso fiable a la energía crítica comprando 750.000 de euros de gas licuado a EEUU, comprarles chips de IA por valor de 40.000 millones de euros, invertir 550.000 millones de euros en sectores industriales de los Estados Unidos para 2029… Suma y sigue. Cuando Von der Leyen afirmó que Trump era un “negociador duro” fue su momento estelar de sinceridad. Desde la Casa Blanca se muestran, claro, triunfadores: “El acuerdo marca una modernización generacional de la alianza transatlántica y proporcionará a los estadounidenses niveles sin precedentes de acceso al mercado a la Unión Europea”. En sus palabras, este acuerdo “colosal” permitirá a los agricultores, ganaderos, pescadores y fabricantes estadounidenses aumentar las exportaciones“ y ”posiciona a los Estados Unidos como el destino preeminente del mundo para la inversión“. Además, la UE eliminará barreras no arancelarias para EEUU en exportaciones industriales –burocracia–, agrícolas –certificados sanitarios–, intermediarios de terceros países –“no free ryders”– y comercio digital –tasa Google–. Pero la joya de la corona del acuerdo, claro, es la compra de “cantidades significativas” de equipo militar a Estados Unidos, cuyas cifras astronómicas da vértigo repetir. En este punto habrá que recordar el aviso de Rusia ante el acuerdo comercial entre EEUU y la UE: “Será un problema para la Europa de los Veintisiete”. El comentario termina de forma despectiva hacia la presidenta Von der Leyen, calificándola de “bruja”. Si nos atenemos a los diversos significados de esa palabra, según la RAE –falsa, malvada, mujer con poderes mágicos…–, habrá que destacar la última frase que la Comisión añade en su comunicado sobre este acuerdo comercial: “El acuerdo político del 27 de julio de 2025 no es legalmente vinculante” –así, en negrita–. Otro significado es: “Mujer que parece presentir lo que va a suceder”.
eldiario
hace alrededor de 14 horas
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