cupure logo
quelasparacocheesteveranocondgtlosmás

Audi Q5 TDI quattro: cuestión de estatus

Audi Q5 TDI quattro: cuestión de estatus
El exitoso modelo alemán gana aún más puntos en refinamiento. En variante TDI ‘mild hybrid’, es un auténtico devorador de kilómetros por bajo consumo y confort de marcha En una espiral cuyo término no es fácil de atisbar, modelos premium como el Q5 evolucionan de modo que, por estatus y refinamiento, se acercan a los vehículos más top del catálogo -en este caso- de Audi, es decir, el Q7 y el Q8. En cuestión de tecnología, la marca alemana, como otras en la misma situación, debe recurrir prácticamente a reservar los dispositivos más sofisticados de que disponga para sus buques insignia y mantener así las distancias entre estos y los demás integrantes de su gama. Queremos decir con esto que el nuevo Q5, del que te hablamos aquí hace dos meses, ha alcanzado tal nivel tecnológico y de refinamiento que es difícil echar algo de menos o mencionar algún aspecto mejorable. Ni siquiera el diseño suscita las habituales disputas, al presentar unas líneas limpias y carentes de estridencias que convencen a casi todos, aunque personalmente creemos que la parte trasera ha perdido un punto de personalidad, en el sentido de que corre el riesgo de confundirse con la de otros modelos de su segmento, que son legión ahora mismo. Vista trasera y lateral del SUV de Audi, que sobrepasa los 4,71 metros de largo. Hemos conducido la actualización del SUV alemán en versión diésel TDI provista, como todas las de la gama, de hibridación ligera de 48 voltios y etiqueta Eco de la DGT. Audi ha mejorado su tecnología mild hybrid (MHEV+) en una cuestión relevante: el motor eléctrico se ha acoplado ahora a las correas del motor de combustión y puede por tanto impulsar el coche en ciertas condiciones, sobre todo a baja velocidad y al maniobrar, lo que redunda en mayor confort en estas condiciones, así como en reducción de consumo y emisiones. Esta variante entrega 204 caballos de potencia, cifra que se antoja ideal para un coche de este porte (mide casi 4,72 metros de largo y pesa dos toneladas), y resulta ideal para quienes recorren muchos kilómetros al cabo del mes o de la semana y conducen poco por ciudad, donde ahora mismo los vehículos diésel no son bienvenidos, por muy hibridados que estén. El salpicadero puede contar con tres pantallas y 'head-up display'. El motor eléctrico del Q5 TDI tiene una doble función de motor de arranque y generador de energía, ayuda al coche a arrancar y le aporta par adicional (hasta 24 CV en modo boost) cuando es preciso. Su actuación permite tanto ahorrar combustible como, en deceleración, recuperar 25 kW funcionando como generador. De alimentarlo se encarga una batería LFP de 1,7 kW, mayor que la de la mayoría de los mild hybrid, que opera a 48 V. Lo que percibe el conductor es que el vehículo inicia la marcha en modo eléctrico y solo luego entra en acción el motor de gasolina (de cuatro cilindros y dos litros), algo que no ocurría en los antiguos híbridos ligeros de Audi. También verá con satisfacción que, sumando tramos urbanos con otros de periferia y de carretera y autopista, el promedio de consumo viene a situarse en 6,5 litros/100 km, y que la autonomía total del coche, merced a un depósito de 65 litros (más 21,5 de AdBlue), supera los 1.000 kilómetros. Obviamente, no se trata de recorrer estas distancias sin detenerse -simplemente no es necesario repostar-, pero las tiradas largas no son un problema gracias al confort de marcha que se disfruta a bordo y a la comodidad de los asientos. Plazas traseras del Audi Q5 TDI. Las cosas no son menos agradables para los pasajeros de las plazas traseras, que se benefician de una notable amplitud en todas las cotas -si bien se han perdido tres centímetros tanto de espacio para las piernas como de anchura entre puertas- y de asientos con recorrido longitudinal de 10 centímetros y reclinables en dos posiciones. En el extremo final de la consola cuentan con dos tomas USB de tipo C, dos salidas de aire orientables y unos mandos con los que regular, únicamente, la temperatura, no el caudal de aire. Como opción se ofrece la calefacción para las dos plazas laterales, que son también las únicas (junto con la del copiloto) que llevan anclajes Isofix. Mejoras prácticas y tecnológicas En el terreno práctico, el nuevo Q5 aporta un puñado de mejoras de las que facilitan la vida al usuario. Por ejemplo, el maletero, que cubica 520 litros en este Q5 normal y 515 en el de carrocería cupé (Sportback), dispone de una bandeja para ocultar el equipaje que puede retirarse y guardarse bajo el compartimento de carga cuando no se necesita. En el habitáculo encontramos dos pantallas, de 11,9 y 14,5 pulgadas y tecnología OLED, para el cuadro de instrumentos y el sistema multimedia, respectivamente, a lo que se añade -según versiones- una tercera pantalla de 10,9“ para el acompañante, esta LCD para que no pueda verse desde el puesto de conducción, y un head-up display también de grandes proporciones con el que, por primera vez, puede manejarse el sistema de infoentretenimiento. Mención de la variante diésel con tracción total. El derroche de tecnología se completa con la posibilidad de incorporar un asistente de conducción adaptativo 4.0 equipado con inteligencia de enjambre (swarm data), al que se agregan dispositivos para mejorar la eficiencia y hacer más seguros tanto los giros como el tráfico transversal y cruzado. El coche puede llevar también un asistente para conducir con remolque. El precio que hay que pagar por optar a este mundo de sofisticación y dotación tecnológica no es asequible para todo el mundo, como cabe imaginar. El Q5 más económico, con motor de gasolina, la misma potencia que el TDI (204 CV), tracción delantera y acabado Advanced, parte de 61.600 euros. La factura pasa a 65.250 euros en el caso del modelo diésel en la misma configuración y se dispara hasta los 94.690 euros si se aspira al deportivo SQ5, provisto de un motor 3.0 V6 TFSI de 367 CV, siempre con distintivo Eco. El catálogo se ha ampliado hace pocos días con una versión híbrida enchufable de nueva generación que, además de mejorar largamente la autonomía en modo eléctrico (hasta los 100 km), estrena la denominación e-hybrid para marcar diferencias con la TFSIe empleada hasta la fecha. Los precios de partida son de 68.240 y 82.250 euros, según se escoja la variante de 295 o 362 caballos de potencia.

Comentarios

noticias de automóviles