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La oportunidad perdida de Vinicius

La oportunidad perdida de Vinicius
Los documentales dedicados a homenajear futbolistas suelen caer en un problema esencial: el protagonista solo sabe hablar de él mismo. Todo el relato gira alrededor del “yo, mí, me, conmigo” evitando que la producción avance y convirtiéndola en reiterativa. Por lo tanto, lo que se explica en una hora y cuarenta y cinco minutos se podría contar con la mitad de tiempo. Ya se entiende que son documentales pensados, primero, para que gusten al protagonista y, en segundo lugar, a sus fans más incondicionales. Pero televisivamente aportan muy poco. ‘Baila, Vini’, el documental que acaba de estrenar Netflix sobre Vinicius, es un ejemplo más de esta inercia. El jugador es generoso a la hora de enseñar su casa y su círculo de confianza. Pero incluso así resulta vacío. En varias secuencias, el regodeo en las conversaciones sobre el protagonista, las visitas que recibe en casa y la manera como sus amigos se ocupan de facilitarle la vida cotidiana transmiten una imagen tremendamente superficial del jugador. Hay algunos aspectos que no acabas de entender si son casuales o premeditados por parte de Netflix. Vinicius va, junto a sus amigos, a una tienda. Ahí le vemos probarse unos enormes collares de brillantes. Cuando ve el precio finge decidir que no se los compra. Pero treinta minutos después, en el documental, aparece con uno de esos collares puesto mientras le entrevistan. Son detalles que transmiten cierta incoherencia del protagonista y restan credibilidad a lo que nos enseñan. O no: acaba delatando una realidad que va más allá del control del propio protagonista. ‘Baila, Vini’ hace el esfuerzo de denunciar el racismo global en el mundo del fútbol y, más concretamente, en España. Este valor, que podría haber permitido profundizar en un relato más consistente e interesante pierde fuerza en este contexto tan frívolo que construye el documental. ‘Baila, Vini’ es muy plano, aburrido, no hay un arco narrativo que permita conocer un Vinicius distinto a la imagen pública que tenemos de él hasta ahora. Incluso la idea de resiliencia que pretenden vender en un inicio no logra consolidarse a lo largo del documental. Los lamentos adquieren excesiva presencia narrativa. Al principio, uno de los amigos-asistentes de Vinicius dice delante de la cámara: “Vini es una empresa con muchos empleados”. Sin duda. Y esta sí es la conclusión que te llevas del documental.
mundo deportivo
hace alrededor de 22 horas
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