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Paremos al genocida

Paremos al genocida
Es necesario someter al régimen criminal de Israel a un bloqueo económico, comercial, diplomático y político total. Lo importante es que sepa que el mundo no le va a permitir completar sus propósitos criminales, ni mucho menos una limpieza étnica de la franja de Gaza Después de 19 meses del comienzo de la brutal y despiadada destrucción de la franja de Gaza por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) –desatada por los atentados terroristas de Hamás del 7 de octubre de 2023–, durante los cuales el Gobierno español ha incumplido varias veces su declarada intención de suspender todo comercio de material bélico con el ocupante, entra por fin en el Congreso español un proyecto de ley de embargo total de este comercio con cualquier país investigado por genocidio por la Corte Penal Internacional (CPI), como es el caso de Israel. La relatora especial de Naciones Unidas para los Territorios Ocupados, Francesca Albanese, que ha acusado reiteradamente a Israel de crímenes de guerra, ha mostrado su apoyo a la tramitación de esta ley, que sería pionera en Europa.   Hasta 500 organizaciones de la sociedad civil han impulsado la iniciativa que ha sido registrada este martes por cinco partidos de izquierdas: Sumar, Podemos, BNG, ERC y EH Bildu, a los que se han unido, para aprobar su tramitación, PSOE, PNV y Junts, hasta completar la mayoría de investidura que raramente ha funcionado unida desde entonces. En contra, Vox –previsible pues toda la extrema derecha europea respalda ahora sin fisuras al Estado judío– y PP, que está jugando con fuego con su apoyo a Israel para desgastar al Gobierno, porque solo sus seguidores más radicales van a aceptar que se tolere la masacre de civiles, mujeres, niños, e incluso se hagan repugnantes bromas al respecto, solo a cambio de seguir atacando al presidente Sánchez. Junts, que siempre ha sido proclive al relato israelí, lo ha entendido mejor y apoya la tramitación, aunque probablemente presente enmiendas.  La proposición pretende reformar la Ley 53/2007, que exigía el permiso previo para el comercio exterior de armas, pero mantenía la discrecionalidad del gobierno para decidir. Veremos cómo es el trámite, porque si el PSOE intenta incluir excepciones es probable que la izquierda no lo acepte, pero esperemos que todos sean suficientemente sensatos para sacar adelante esta ley que es solo un primer paso en el camino de posicionar claramente a España en contra del genocidio que el gobierno de Netanyahu prosigue implacable e impunemente con el apoyo de EEUU y de algunos países europeos. Un camino irrenunciable que sin duda es apoyado por una gran mayoría de españoles, incluidos muchos votantes de derechas. En todo caso la ley tardará en tramitarse, por lo que muchas organizaciones civiles y partidos están pidiendo al gobierno que apruebe ya un decreto-ley que podría entrar inmediatamente en vigor y ser luego respaldado por la mayoría que ahora apoya la reforma.  Este primer paso no es más que aplicar el Tratado Internacional sobre Comercio de Armas (2014) del que España es parte, que prohíbe las transferencias de material militar a destinatarios que puedan usarlo para cometer crímenes de guerra como ataques a civiles, crímenes de lesa humanidad o genocidio. La Corte Internacional de Justicia, que investiga desde hace más de un año la demanda por genocidio presentada por Sudáfrica contra Israel, solicitó el pasado mes de julio a todos los países medidas para impedir las relaciones comerciales o de inversión que contribuyan al mantenimiento de la situación ilegal creada por Israel en el territorio palestino ocupado. La Asamblea General de Naciones Unidas aprobó en septiembre una resolución de condena a la ocupación ilegal israelí con la misma petición de la Corte de La Haya, para suspender comercio e inversiones con el ocupante. Conviene señalar que estas resoluciones no se refieren solamente a un embargo de armas a Israel, sino que se amplían a cualquier tipo de comercio e inversión, es decir propugnan un bloqueo total al país mientras continúe con su acción criminal. Por supuesto, vender armas a Israel, como siguen haciendo algunos países europeos, es ser cómplices directos de los miles de asesinatos de civiles inocentes, mujeres, niños, que están cometiendo sistemáticamente las FDI siguiendo órdenes de su gobierno. Pero comprárselas, o comprar cualquier material a las empresas armamentísticas israelíes, es también colaborar a que esas empresas prosperen y puedan seguir alimentando la masacre. Incluso comerciar con Israel es ayudar indirectamente a que pueda continuar sin ninguna traba su política de exterminio. Hay veces que los intereses materiales de un Estado tienen que subordinarse a los principios éticos irrenunciables. Y parece que a algunos ministros del Gobierno español les está costando bastante entender o asumir este fundamento esencial e inherente a una democracia. La Unión Europea se ha mostrado hasta ahora absolutamente indiferente ante la masacre de la población civil palestina, continuando con las relaciones políticas y comerciales preferentes con el agresor, incluido el comercio de armas. El doble rasero que practican los dirigentes europeos, tanto nacionales como comunitarios, con absoluto cinismo y desvergüenza, es absolutamente escandaloso. Según la oficina del Alto Comisionado para los derechos humanos de Naciones Unidas, hasta el 31 de marzo de este año habían muerto en Ucrania, en más de tres años, 12.910 civiles. En Gaza ha habido hasta ahora –en 18 meses– más de 53.000 muertos directos, es decir por las armas, (más de 3.500 desde la ruptura unilateral de la tregua por Israel en marzo), de los que al menos 40.000 serían civiles, sin relación ninguna con Hamas, entre ellos 15.000 niños, sin contar los que ha habido en Cisjordania, asesinados impunemente por los colonos. A pesar de la diferencia de víctimas entre uno y otro conflicto, el de Ucrania ha sido difundido y resaltado día a día en Europa, condenado reiteradamente por los líderes europeos, se han gastado 140.000 millones de dólares en ayudar a Ucrania, se han aprobado e implementado 16 paquetes de sanciones a Rusia, que ha sido proscrita y expulsada de todos los foros y eventos internacionales, incluidos los deportivos. A Israel, ninguna sanción, nada, normalidad en las relaciones. Y con todo, lo peor no son las bombas. Según el Watson Institute for International and Public Affairs de la prestigiosa Universidad estadounidense de Brown, el 2 de octubre de 2024, un grupo de médicos estadounidenses dirigió una carta al presidente Biden en la que le informaban de que, solo en el primer año del ataque de Israel a Gaza, 62.413 personas habían muerto de hambre en la franja. Esto no incluye los que murieron por falta de atención médica, ya que las ambulancias y los hospitales han sido reiteradamente atacados y no han tenido combustible, o por falta de medicamentos, anestesia para las operaciones, e incluso asfixiados por falta de oxígeno aquellos que lo necesitaban. Europa podría hacer mucho para frenar el genocidio. La UE es el mayor socio comercial de Israel, y la relación entre ambas partes está valorada en más de 45.000 millones de euros al año. La base jurídica de estas relaciones es el Acuerdo de Asociación UE-Israel, que entró en vigor en junio de 2000, y que establece la creación progresiva de una zona de libre comercio entre ambos socios. Este documento estipula, en su artículo 2, que las relaciones entre las partes, así como todas sus disposiciones, “se fundamentan en el respeto de los principios democráticos y de los derechos humanos”, que inspira sus políticas interiores y exteriores y constituyen un elemento esencial del acuerdo. Por lo tanto, establece unas obligaciones vinculantes en este ámbito, que la UE ha obviado absolutamente hasta ahora.  Solo España e Irlanda plantearon hace 15 meses revisar el Acuerdo de Asociación en una carta dirigida a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Layen, que nunca fue respondida ni tampoco tuvo el apoyo de ningún otro Estado miembro de la UE. Ahora, la crítica situación humanitaria creada en la franja por la prohibición israelí a la entrada de ayuda –Naciones Unidas ha advertido del riesgo vital inminente para 14.000 niños–, apenas paliada por una mínima e insuficiente apertura reciente, han dado un giro a la situación. El martes, en el Consejo de Asuntos Exteriores, la iniciativa del ministro de Países Bajos, junto con la carta de España, Irlanda, Eslovenia y Luxemburgo –los países que siempre han sido más activos en la crítica de la acción israelí–, logró que una mayoría de 17 Estados miembros pidieran a la Comisión Europea que revise el Acuerdo de Asociación con Israel, y más concretamente, el flagrante incumplimiento del artículo 2. El dictamen que emita la Comisión tendrá que ser aprobado por el Consejo Europeo, donde hay hasta nueve países que se han opuesto a la revisión. Es, por tanto, muy improbable que salga adelante una suspensión del acuerdo, que requeriría la unanimidad, pero no así alguna reforma de su contenido, para la que solo se requeriría mayoría cualificada. Incluso en el caso de que esto no sirviera para presionar a Israel, se podrían emprender otras acciones. El 1 de mayo, seis países de la UE enviaron aviones a Israel para ayudar a apagar los incendios que se habían desatado cerca de Jerusalén. De hecho, España es el país que más ayudó, enviando dos aviones de la máxima capacidad. Estos incendios no causaron ninguna víctima, apenas unos pocos heridos por inhalación de humo, ni siquiera afectaron a ninguna casa. ¿Por qué esos mismos países no envían aviones que lancen ayuda humanitaria, alimentos, medicinas, sobre Gaza? Emiratos lo hizo en 2024 en hasta 52 ocasiones, en la operación Aves de Bondad, y no pasó nada. ¿Es más importante ayudar a apagar un incendio que evitar la muerte por hambre, incluso por sed, de centenares o miles de niños? Es algo que puede hacerse, previo informe al ocupante; Israel jamás se atrevería a derribar aviones europeos. En todo caso, el Tratado del Atlántico Norte cubre, según su artículo 6, los buques o aeronaves de cualquiera de las partes que se encuentren en el mar Mediterráneo al norte del trópico de Cáncer. ¿Por qué no se hace? ¿Tiene menos fuerza la UE que los Emiratos Árabes Unidos? ¿Creen algunos dirigentes europeos que enviar ayuda humanitaria para la población civil que sufre ya una hambruna devastadora es ponerse del lado de Hamás? ¿O es solo que les resulta más rentable, menos comprometido, mirar para otro lado y dejarlos morir de hambre ante sus ojos? Un embargo de armas no basta. Ni aunque lo hiciera toda la UE, que no lo va a hacer, sería suficiente, entre otras cosas porque EEUU nunca lo hará. Es necesario someter al régimen criminal de Israel a un bloqueo económico, comercial, diplomático y político total, similar al que sufrió la Sudáfrica en la década de las 80, que consiguió terminar con el régimen de apartheid. Entonces muchos países eran reticentes a aislar al régimen sudafricano, sobre todo EEUU y Reino Unido, pero terminaron por hacerlo. Washington no va a aplicar ninguna sanción a Israel, es su cómplice, le ha permitido hacer todo lo que ha hecho y le ha ayudado a hacerlo. Tampoco algunos países europeos, como Alemania, que considera un deber sagrado proteger a Israel, haga lo que haga, para lavar su culpa en el holocausto, aunque lo que está haciendo en realidad es sumar a aquel crimen su complicidad con otro igual de perverso. Pero si al menos algunos países inician ese camino, otros les seguirán. Lo importante es que el Gobierno de Israel sepa que el mundo no le va a permitir completar sus propósitos criminales, ni mucho menos una limpieza étnica de la franja de Gaza. Es difícil comprender cómo todos los israelíes que apoyan a Netanyahu y a su gobierno ultraderechista y ultraortodoxo consiguen procesar y asumir la terrible realidad del exterminio del pueblo palestino, un genocidio que debería recordarles el que sufrieron sus ancestros y que está haciendo más daño a la imagen y al aprecio de los judíos que todos los antisemitas de la historia juntos. Incluso aunque estén sujetos a propaganda de guerra, incluso si no les muestran las imágenes de niños despedazados o muriendo de hambre que vemos en Europa, ¿hacen como los alemanes frente al holocausto, decir que no sabían nada? ¿Quién entre ellos puede seguir creyendo que lo que está pasando ahora tiene algo que ver con la defensa contra el terrorismo? Es de suponer que en Israel también habrá personas honestas, demócratas, que aborrecen lo que sus dirigentes y sus fuerzas armadas están haciendo o que lo aborrecerían si estuvieran informadas de lo que sucede en realidad, y a las que una presión internacional suficiente permitiría tal vez expulsar al gobierno ultraderechista y criminal de Netanyahu y reconducir su país hacia un futuro pacífico de entendimiento y cohabitación con los palestinos, exenta de odio y violencia.  Sí, esto es muy difícil, quizá sea solo un sueño. Pero lo que es seguro es que será imposible si esa presión internacional no existe. Tenemos que demandarle a nuestro gobierno –uno de los pocos que se ha enfrentado a la presión de Israel y de su gran protector, EEUU, reconociendo por ejemplo al Estado palestino– y a su presidente, Pedro Sánchez, que sea valiente y que lidere una posición ética, humanitaria y firme que contribuya a frenar los criminales actos del gobierno israelí, ante los que tantos millones de españoles y de europeos sentimos náuseas. Si lo hace tendrá sin duda el apoyo de la gran mayoría de sus conciudadanos y la satisfacción de haber ayudado a cerrar, o al menos a poner límites, a uno de los peores capítulos de la historia universal de la infamia.

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