cupure logo
losdelunaqueparacerdánlasviñetacasosánchez

El coloso en llamas

El coloso en llamas
Que Santos Cerdán declare voluntariamente, como ofrece el magistrado instructor, siempre queda mejor que esperar a que se pida un suplicatorio. Dimitir primero y declarar después ya sería la opción premium. A veces las apariencias lo son casi todoEl juez del Supremo halla “consistentes indicios” contra Santos Cerdán y le ofrece declarar voluntariamenteLa UCO detalla cinco conversaciones entre Santos Cerdán y Koldo: “550.000 y de ahí descontamos” Lo mejor que podía sucederle a Santos Cerdán es que se haya levantado el secreto del sumario en las actuaciones que el Tribunal Supremo sigue en el caso Koldo. Todos tenemos derecho a conocer las acusaciones que puedan dirigirse contra nosotros. Es la base ineludible del derecho al defensa garantizado por la Constitución. Pero también resulta el fundamento imprescindible para cualquier estrategia política. El secretario de organización del PSOE lleva semanas expuesto públicamente a acusaciones basadas en rumores; el cielo era el límite. Ahora ya sabemos de qué se le acusa y conocemos también la existencia de indicios razonables para investigar imputaciones tan serias como lo delitos de cohecho y pertenencia a organización criminal. No hay conspiración, cloaca, o comportamiento policial o judicial bizarro que exima de dar las debidas explicaciones ante la evidencia de una sospecha fundada. Tampoco el contexto que pudiera acompañar a las grabaciones conocidas invita al optimismo socialista. Tampoco los excesos melodramáticos o el historial de corrupción del Partido Popular podrán servir de burladero esta vez. Si quiere salvar la legislatura, el partido socialista no puede continuar despachando esta escandalera con notas de prensa y declaraciones a la carrera y en el pasillo de su secretario de organización. El cortafuegos cavado en torno José Luis Ábalos se ve claramente desbordado por las llamaradas de la corrupción. El fuego ha llegado a las puertas de la sede de Ferraz. Los cubos de agua valen de poco ante un incendio voraz en un terreno infestado de acelerantes. Ha llegado la hora de los bomberos y los helicópteros; sin garantía alguna de que pueda ser controlado antes de arrasar más de lo que se pueda salvar. El PSOE es ahora mismo el coloso en llamas. Es cuestión de no mucho tiempo que también arda el Gobierno. Una rueda de prensa y un “no recuerdo conversaciones de ese tipo” no van a hacer el trabajo, ni permiten recuperar la iniciativa o dejar de ir a rastras tras los sumarios y las filtraciones. No recordar no es lo mismo que negar tajantemente. En términos políticos, pero también jurídicos, el secretario de organización del partido socialista debe personarse cuanto antes en la causa instruida por el Supremo. Seguir demorando lo que parece inevitable constituye una pérdida de tiempo, además de un esfuerzo inútil. La batalla ya no es por el tiempo o el relato. Será por los hechos. La mejor defensa penal siempre es un buen ataque y la inocencia acaba resultando el único argumento imbatible. Acabar con la indefensión y tener acceso de primera mano a todas las actuaciones e indicios en su contra que pueda contener la causa supone la primera prioridad de cualquier investigado. Aceptar ir a declarar voluntariamente, como ha hecho tras el ofrecimiento del magistrado instructor, Leopoldo Puente, siempre queda mejor que esperar a que se pida un suplicatorio. Dimitir primero y declarar después ya sería la opción premium. A veces las apariencias lo son casi todo.

Comentarios

Opiniones