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Compara el coraje de Greta Thunberg con la complicidad de los gobiernos de Occidente

El Madleen no llegó a las costas de Gaza. Sin embargo, su tripulación expuso una obscenidad que ha repelido a los ciudadanos occidentales, quienes un día obligarán a sus gobiernos a cesar su complicidad; razón por la cual, al final, Israel perderá Imagínate esto: durante el fin de semana, Gran Bretaña –conmocionada por la magnitud del sufrimiento en Gaza– decidió pasar por alto las normas e instituciones internacionales y utilizó su armada para entregar alimentos, fórmula para bebés y suministros médicos muy necesarios a los puertos de la Franja de Gaza. Esto, por supuesto, no ocurrió. En cambio, los activistas del Madleen, incluida Greta Thunberg, tuvieron que realizar un intento simbólico por romper el bloqueo de la ayuda y concienciar sobre la inminente “crisis de hambruna”. En la madrugada del lunes, soldados israelíes abordaron el barco, supuestamente en aguas internacionales, y la tripulación fue trasladada a puertos israelíes en previsión de su repatriación. Los abogados de los activistas han alegado que esto constituye una extralimitación por parte de las fuerzas armadas israelíes, pero la tripulación debería considerar su trato con moderación. En 2010, el ejército israelí asaltó otra flotilla de ayuda y mató a 10 activistas en el proceso. Desde que se conoció la noticia, la maquinaria propagandística israelí se ha disparado, desestimando el Madleen como un “yate de selfis”, una frase que repiten los medios occidentales. “Hay maneras de entregar ayuda a la Franja de Gaza; no se trata de selfis de Instagram”, declaró un descarado Ministerio de Asuntos Exteriores israelí. Israel conoce bien esas maneras, porque las ha bloqueado sistemáticamente. Cabe destacar que la Coalición de la Flotilla de la Libertad, el movimiento que impulsó el Madleen, se fundó en 2010, 13 años antes del 7 de octubre. El bloqueo a la circulación de mercancías y personas dentro y fuera de Gaza lleva casi dos décadas en vigor. Como lo expresó un asesor del ex primer ministro israelí Ehud Olmert: “La idea es poner a los palestinos a dieta, pero no hacerlos morir de hambre”. En 2012, el periódico israelí Haaretz publicó un documento oficial filtrado en el que funcionarios gubernamentales calculaban la cantidad mínima de calorías necesarias para que una persona no muera de hambre. El objetivo: hacerle la vida imposible a la población de Gaza sin provocar la indignación mundial mediante una hambruna masiva. Un año antes del 7 de octubre, el Programa Mundial de Alimentos advirtió sobre la grave situación humanitaria en la zona, señalando que aproximadamente la mitad de la población de Gaza, confinada en jaulas, se encontraba en grave situación de inseguridad alimentaria. Los estados occidentales optaron por ignorar estas advertencias. En marzo de 2024, el entonces secretario de Asuntos Exteriores, David Cameron, escribió una carta condenatoria a Alicia Kearns, una colega conservadora que presidía el comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de los Comunes. Detalló las múltiples maneras en que Israel bloqueaba la entrada de ayuda a Gaza, incluyendo la denegación deliberada de más rutas terrestres, la falta de apertura suficiente y la imposición de requisitos de control excesivos. “Los principales obstáculos siguen siendo las denegaciones arbitrarias por parte del gobierno de Israel”, explicó, “y los largos procedimientos de autorización, que incluyen múltiples controles y plazos de apertura estrechos durante el día”. La ayuda financiada por el Reino Unido languideció en la frontera durante casi tres semanas a la espera de su aprobación, declaró. Sin embargo, el gobierno británico no impuso sanciones y continuó armando a un Estado que sabía que estaba privando de alimentos intencionalmente a la población civil. Según ProPublica, en 2024 se reveló que las dos principales autoridades estadounidenses en materia de asistencia humanitaria concluyeron que Israel había bloqueado deliberadamente el suministro de alimentos y medicamentos a Gaza. Según la legislación estadounidense, esto debería haber provocado la suspensión inmediata de los envíos de armas, pero el gobierno de Biden no aceptó las conclusiones. Quizás desconozca estos informes, ya que recibieron muy poca cobertura por parte de los medios occidentales, que han engañado a su audiencia sobre las intenciones y el comportamiento genocidas de Israel. Una de las definiciones de genocidio, según la Convención de la ONU de 1948, es “sometimiento deliberado a un grupo a condiciones de vida que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial”. Esta es una descripción precisa de lo que Israel ha estado haciendo en Gaza. Ha asesinado a 452 trabajadores humanitarios, ha asesinado sistemáticamente a policías encargados de proteger la ayuda, ha destruido la infraestructura necesaria para transportar la ayuda humanitaria y ha bloqueado el combustible y el agua necesarios para cocinar. Más del 95 % de las tierras agrícolas han quedado inutilizables por los ataques israelíes, el 81 % de las tierras de cultivo han resultado dañadas y el 83 % de la vegetación ha sido destruida. Casi todo su ganado y aves de corral han muerto; la producción de leche está prácticamente paralizada. Israel ha criminalizado a UNRWA, la principal agencia humanitaria de Gaza, y hace tres meses impuso un bloqueo total. Posteriormente, sustituyó las estructuras humanitarias existentes por la Fundación Humanitaria de Gaza (FGH). Su propósito, como declaró el ministro de finanzas israelí, Bezalel Smotrich, era permitir la entrada de lo “mínimo necesario” para que “el mundo no nos detenga ni nos acuse de crímenes de guerra”. ¿Detener qué? Pues bien, Smotrich declara abiertamente que Israel expulsará de Gaza a todos los palestinos supervivientes. La FGH no solo proporciona una ayuda insuficiente y a menudo inutilizable, sino que también instaló puntos de ayuda en el sur para vaciar deliberadamente el norte de Gaza. Las tropas israelíes masacraron repetidamente a palestinos hambrientos, sustituyendo las estructuras humanitarias existentes por lo que el diputado conservador Kit Malthouse denominó “una galería de tiro, un matadero”. El Madleen no llegó a las costas de Gaza. Sin embargo, su tripulación expuso una obscenidad que ha repelido a los ciudadanos occidentales, quienes un día obligarán a sus gobiernos a cesar su complicidad; razón por la cual, al final, Israel perderá.

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