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Cribados de cáncer de mama en Andalucía: la raíz del problema

Cribados de cáncer de mama en Andalucía: la raíz del problema
No es solamente la gestión del cribado lo que hay que revisar, sino toda la gestión de la sanidad bajo el Gobierno de Moreno Bonilla y la subordinación programada de la sanidad pública a la privadaMentiras, retrasos y silencio: el desastre del cribado de cáncer de mama en Andalucía El pasado 13 de octubre, Sean Illing, dedicó su podcast en la revista Vox a la forma de manifestación actual de la violencia política en los Estados Unidos, con el título '¿Está Estados Unidos al borde del precipicio?' ('Is America on the brink?'). El anfitrión invitó a la profesora de la Universidad de California en San Diego Barbara Walter, autora de libro 'Cómo empiezan las guerras civiles“, quien fue identificando los indicadores más significativos que nos permiten pensar que un país puede estar ”al borde del precipicio“, pero también los que permiten tener la esperanza de que la caída no sea el resultado final. El interés de la conversación es enorme, pero su reproducción desbordaría el espacio de este blog, además de los problemas de derechos de autor que se pudieran plantear. Lo que me interesa subrayar en este momento es un trozo muy pequeño de una de las respuestas de la profesora Walter que no ocupa ningún papel destacado en su intervención y que, sin embargo, me parece que proporciona la clave para interpretar lo que está pasando en Andalucía con el cribado de cáncer de mama. “Cuando quienes están al frente del Gobierno no creen o no entienden la misión que tienen institucionalmente atribuida, incluso los mejores funcionarios que están a sus órdenes no pueden ejercer las suyas”, dijo la profesora Walter. Venía a expresar el proverbio de que “el pez se pudre por la cabeza”, metáfora que se utiliza para enfatizar que el compromiso y el liderazgo del nivel superior son fundamentales para el éxito o fracaso de la organización, ya sea una empresa o un país. Es obvio que, tras la recuperación de la Casa Blanca en 2024 por Donald Trump, este es uno de los indicadores de la crisis de la democracia en Estados Unidos, con implicaciones en el resto de las democracias que existen en el mundo. Pero no pretendo llegar tan lejos en este momento. La metáfora del pez es aplicable a lo que está ocurriendo con la sanidad en Andalucía, de cuya putrefacción la gestión del cribado del cáncer mama ha sido la última manifestación. El programa estratégico de cribado de cáncer de mama se aplica en Andalucía desde 1995, es decir, desde hace treinta años. Ha sido gestionado durante 23 años por el SAS con gobiernos del PSOE presididos por Manuel Chávez, José Antonio Griñan y Susana Díaz y durante siete años con el Gobierno del PP presidido por Juan Manuel Moreno Bonilla. ¿Qué es lo que ha ocurrido para que un programa con tan largo recorrido haya entrado en un proceso de descomposición en los últimos tres o cuatro años? No quiero decir que no haya habido problemas en la gestión del programa a lo largo de sus treinta años de vigencia, pero sí afirmo que en ningún momento se han aproximado, ni de lejos, a los de estos últimos tres años. Y, sobre todo, que en ningún momento anterior se ha reaccionado por los gestores del SAS de la forma en que lo han hecho la consejera que inicialmente tuvo que enfrentarse con la crisis, el consejero de Presidencia que la ha sustituido y el presidente de la Junta de Andalucía. El problema pasó con la consejera inicial de cuatro casos a 2.000 en menos de veinticuatro horas. En menos de un día, el consejero de Presidencia y Salud tuvo que rectificar su acusación a la presidenta de la asociación Amama de que estaba poniendo en circulación “infundios” sobre el borrado de pruebas médicas y reconocer que efectivamente se habían producido. Y, en una semana, el presidente de la Junta tuvo que reconocer que conocía el origen del problema desde hacía no una semana sino algo más de un año y a calificar la gestión del programa de un “problema estructural”. La crisis del cribado de cáncer de mama se ha ido filtrando sinuosamente como consecuencia de lo que decía la profesora Barbara Walter: “Cuando quienes están al frente del Gobierno no creen o no entienden cual es su misión (…)”, la administración pública se descompone por muy buenos que sean los funcionarios. Han sido siete años de apuesta por la sanidad privada, insisto en lo de apuesta, lo que ha conducido a un deterioro alarmante de la sanidad pública. Especialmente cuando esa apuesta por la sanidad privada se ha hecho, además, de manera fraudulenta, con la finalidad de favorecer a determinadas empresas con la adjudicación directa sin publicidad de los contratos. De esta técnica de troceamiento de los contratos para adjudicarlos directamente sin competencia –que el Tribunal Supremo, en la sentencia condenatoria de la expresidenta del Parlament catalán Laura Borrás, dijo que era la forma de “expresión típica de la corrupción institucional”– se ha hecho uso de manera permanente por la Junta de Andalucía presidida por Moreno Bonilla. En el caso de la expresidenta del Parlament se trató del troceamiento de un contrato de algo más de 300.000 euros en quince, con la finalidad de adjudicarlos a la misma persona. Fue condenada a cuatro años de prisión y a once de inhabilitación. En la sanidad andaluza son centenares de contratos por valor de varios miles de millones de euros los que se han adjudicado con la opinión en contra de todos los interventores que tuvieron que informar sobre los mismos. Los interventores fueron destituidos y, como se suele decir, aquí paz y después gloria. Es esta gestión desviada de la sanidad pública para abrirle paso a la sanidad privada la que está en el origen de la crisis de los cribados de cáncer de mama. Ha sido la política sanitaria del Gobierno de Moreno Bonilla durante más de siete años la que ha conducido a donde ahora mismo nos encontramos. El programa estratégico de cribado de cáncer de mama aguantó durante unos años, pero todo tiene su límite. No es solamente la gestión del cribado de cáncer de mama lo que hay que revisar, sino toda la gestión de la sanidad y de la subordinación programada de la sanidad pública a la privada. Si la administración de justicia utiliza con los responsables de la sanidad andaluza la misma vara de medir se usó en el caso de Laura Borrás, el asombro iba a ser descomunal. ¿Sigue usted defendiendo, Sr. Moreno Bonilla, que la ley es igual para todos?
eldiario
hace alrededor de 7 horas
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