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La hora del cambio (relativo)

La hora del cambio (relativo)
Las palabras de Nogueras a Sánchez son más que un aviso, pero no para una moción de censura, sino para escenificar la ruptura, marcar distancias y recorrer desde la oposición un camino ante el nuevo ciclo electoral que sitúe a los junteros donde siempre estuvieron, en el bloque de las derechas. Con Junts o sin Junts, Sánchez seguirá jugando la partidaJunts avisa a Sánchez que toca hablar de “la hora del cambio”: “La gente está hasta las narices” Cada vez que en el Congreso habla la portavoz de Junts, Míriam Nogueras, el eco de sus palabras retumba entre las paredes del hemiciclo. Unas veces porque sus expresiones son demasiado explícitas (ha llegado a pedir a Pedro Sánchez que “mueva el culo”). Otras, porque maneja con demasiada soltura el insulto (“mentirosos, manipuladores, indecentes, gandules”). Y en alguna ocasión porque lo que dice suena a amenaza. Nunca un juego de palabras había dado para tanto chascarrillo: “Habría que hablar menos del cambio de hora y más de la hora del cambio”, le espetó al presidente del Gobierno este miércoles. La derecha salivaba ante la posibilidad de que esta vez -y van ya unas cuantas- la conminación fuera en serio y no un simple amago. La izquierda trataba de relativizar el asunto y los junteros insistían en que o el Gobierno cambia su forma de hacer política o cambiarán las cosas. Cambiar, cambiar, lo que ha cambiado ya es la preferencia de muchos catalanes que votaron a los de Puigdemont, y ahora se están yendo a Alianza Catalana y el temor de los alcaldes de Junts a ser devorados por la extrema derecha catalana de Silvia Orriols. Los incumplimientos que reprocha Junts a Sánchez ya no dependen de la voluntad del Gobierno. La amnistía se aprobó, pero su aplicación es ahora cosa de los jueces. Al uso de las lenguas oficiales en Europa se oponen Alemania, Suecia, Finlandia, Austria, Italia y Hungría, entre otros, pese a los esfuerzos de la diplomacia española. Y en el Parlamento no existe mayoría con la que aprobar la delegación de competencias en materia de inmigración. “Junts sabe que estamos cumpliendo con todos los acuerdos de Bruselas”, ha respondido Sánchez a la intimidación de Nogueras.  Los de Puigdemont compiten ahora con la extrema derecha catalana y por eso su retórica en Madrid se parece cada vez más a la de Abascal y a la del propio Feijóo. Mantener el apoyo a Sánchez no es la mejor estrategia para sus intereses electorales en Catalunya y parece que se acerca el momento de la ruptura definitiva.  El tic-tac-tac ha empezado a sonar ya, pero el problema para los independentistas no es tanto que retiren el apoyo al Gobierno de coalición que hizo posible la amnistía como decidir si están dispuestos o no a elegir como nuevos compañeros de viaje a PP y a Vox para apoyar una moción de censura. En Waterloo no están por la labor, al menos, hasta que Puigdemont pueda regresar a España. Hasta entonces, lo único que buscan los junteros es desmarcarse del bloque de investidura para proyectar la imagen de un partido de oposición a Pedro Sánchez, cuyo ciclo creen que ha terminado.  Ya lo advirtió Puigdemont en verano: en otoño pasarán cosas que hasta ahora no habían pasado. Pues el otoño ya ha entrado con la amenaza de Nogueras. No para una moción de censura, sino para escenificar la ruptura, marcar distancias y empezar a recorrer desde la oposición un camino ante el nuevo ciclo electoral que sitúe a los junteros donde siempre estuvieron, en el bloque de la derecha para tratar de taponar la sangría de votos que se les están yendo a Alianza Catalana. Pura táctica que por mucho que lo celebre la derecha política y mediática no supondrá, a tenor de lo que emiten desde La Moncloa, el final de la legislatura, aunque la formación dice estar dispuesto a someter la decisión final a una consulta entre su militancia. Con Junts o sin Junts, Sánchez quiere seguir jugando la partida. Así que, de serlo, esto será solo un cambio relativo con el que redecorar el nuevo relato de la vieja convergencia a golpe de iniciativas sobre inmigración, multirreincidencia, okupación, expolio fiscal y todo aquello que llevan incorporado en el ADN la ultraderecha española y la catalana. La función se representará el lunes, en Perpiñán, en el sur de Francia, donde Puigdemont reunirá a la dirección de su partido para el último ensayo antes de la interpretación final de una obra cuya trama y reparto son ya archiconocidos por el gran público.
eldiario
hace alrededor de 7 horas
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