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¿Es muy generoso nuestro sistema de pensiones?

¿Es muy generoso nuestro sistema de pensiones?
La única forma razonable de validar la equidad de nuestras pensiones contributivas es comparar la totalidad de las cotizaciones y las prestaciones de sus usuarios, lo que da como resultado que el sistema es solidario, sostenible y equilibrado Numerosos informes y artículos de opinión vienen difundiendo reiteradamente la idea de que nuestro sistema de pensiones es excesivamente generoso, con el argumento de que los pensionistas reciben bastante más de lo que aportaron, proponiendo que es necesario rebajar las pensiones, si queremos que el sistema sea justo y sostenible a largo plazo. Sin embargo, estas tesis realmente no son ciertas y los datos demuestran que nuestro sistema de pensiones contributivas es sostenible, solidario y equilibrado en el largo plazo. Es más, el sistema, con sus últimas reformas, consigue fortalecer estos objetivos, incluso a pesar de que los importantísimos superávits que produjo en el periodo 1977-2011 no se guardaron para la atención de las pensiones futuras, que era su finalidad, sino que se incorporaron a los Presupuestos Generales para financiar las necesidades generales. De hecho, ésta es la razón principal de los déficits actuales, con independencia de su equilibrio a largo plazo (1). Para verificarlo hemos cuantificado el valor actual de las cotizaciones de los trabajadores/as que se jubilan en 2025 y las hemos comparado con el valor actual de las pensiones que van a percibir, ellos y sus beneficiarios (por viudedad, orfandad y en favor de familiares) durante los años de su esperanza de vida, estableciendo hipótesis sobre la evolución económica y demográfica futura basadas en datos de periodos largos que abarcan distintas coyunturas. Se ha tenido en cuenta las cotizaciones de los jubilados con 65 años y un mínimo 38,5 años cotizados, las de jubilación ordinaria de 66,7 años y las de las jubilaciones anticipadas o por invalidez, teniendo en cuenta sus años medios de cotización. También, a los que cotizaron con una base mayor a la pensión máxima, a los que les correspondería una pensión mayor, pero reciben la pensión máxima y, por tanto, contribuyen solidariamente. En el cálculo de las pensiones, se ha tenido en cuenta la esperanza de vida separadamente de hombres y mujeres, para recoger las pensiones de viudedad, en general de mujeres, por su mayor esperanza de vida, así como las de orfandad o en favor de familiares, ambas de importes poco significativos. La comparativa confirma que los valores son prácticamente equivalentes, como se detalla en el cuadro adjunto. El indicador que mide esta equivalencia (Factor de Equidad Actuarial) es 1,01 (2), lo que revalida que el sistema está equilibrado. Es decir, da en pensiones aproximadamente el mismo valor que lo aportado en cotizaciones, por lo que es plenamente sostenible. El sistema es algo menos generoso con quienes han tenido carreras largas e ininterrumpidas de cotización, especialmente si cotizaron por encima de la pensión máxima y más generoso con quienes sufren una incapacidad permanente o tienen carreras cortas o lagunas de cotización, pero, en conjunto, el sistema, además de solidario, es sostenible y está actuarialmente equilibrado. Debe remarcarse que no se incluye en estos cálculos las modificaciones de la reforma de 2023, que fortalecen la sostenibilidad del sistema de pensiones: el Mecanismo de Equidad Intergeneracional, la Cuota de Solidaridad y los incentivos para incrementar los años de cotización.  Altas en pensiones Y si esto es así, ¿por qué intentan, casi a diario, convencernos de lo contrario? Además del carácter interesado que puedan tener muchos informes y opiniones, algunos se presentan como estudios técnicos independientes y fiables, como el que publicó hace unos meses el Instituto de Actuarios Españoles (3). Estas publicaciones exigen un especial análisis crítico, porque son la base para artículos periodísticos o declaraciones, que difunden, sin revisión suficiente, sus conclusiones. Este estudio de los actuarios está realizado sobre una muestra de individuos tipo que también se jubilan en 2025, con cotización ininterrumpida y bases medias de cotización, pero llegan a un Factor de Equidad Actuarial de 1,61. Es decir, que, aparentemente, los jubilados recibirían la equivalencia de 1,61 euros de pensión por cada euro cotizado (un 61% más). Así, según este estudio, la pensión media de jubilación actual de 1.506€, debería rebajarse hasta los 935€ para ser equilibrada (?). Estas conclusiones se presentan como una verdad matemática irrefutable, anticipo del colapso del sistema público de pensiones, que sufrirán las generaciones más jóvenes.  Pero, claramente, estas conclusiones no son ciertas. Por un lado, se sostiene que el crecimiento del PIB en el futuro será muchísimo más bajo (poco más de la mitad) que el crecimiento medio de los últimos cuarenta años, pese al notable crecimiento actual, por un supuesto estancamiento poblacional, en contradicción con el fuerte crecimiento existente y las proyecciones del INE, que estima un crecimiento poblacional sostenido. Esta hipótesis, totalmente forzada, incrementa injustificadamente el desequilibrio que plantean.  Por otro lado, a pesar de que la muestra, como hemos dicho, es solo de individuos que se jubilan en 2025 habiendo cotizado de forma ininterrumpida y con bases medias de cotización y se les estima la esperanza de vida media de hombres y mujeres, sin embargo, para calcular sus pensiones solo se tienen en cuenta el 57,7% de sus cotizaciones, para llegar finalmente a la conclusión de que reciben un 61% más por cada euro cotizado. Justifican esta decisión en que solo analizan la “contingencia de jubilación” y no el resto de las pensiones (invalidez, viudedad, orfandad y familiares) y por eso solo aplican un porcentaje de lo cotizado, igual al porcentaje del gasto en pensiones de jubilación sobre el gasto total de pensiones que, según ellos, es del 57,7% (4). Sin embargo, este razonamiento carece totalmente de sentido, puesto que los componentes de esta muestra, tal como está efectuada, no van a percibir pensión de invalidez, es sumamente improbable que sus posibles beneficiarios perciban las de orfandad o de familiares, ni tampoco las de viudedad, porque se ha calculado la duración de la pensión según la supervivencia media de hombres y mujeres. Por lo tanto, la parte de las cotizaciones no tenidas en cuenta (casi la mitad) no percibirán prácticamente ninguna contraprestación. Esta inconsistencia no se tiene en cuenta en este estudio. Si se tuviera en cuenta el efecto de la totalidad de las cotizaciones, su Factor de Equidad Actuarial en lugar de ser el 1,61 que establecen, sería inferior a la unidad, desmontando el argumento, El estudio presenta, por tanto, una visión claramente sesgada e induce al lector a posiciones totalmente erróneas. En conclusión, la única forma razonable de validar la equidad de nuestras pensiones contributivas es comparar la totalidad de las cotizaciones y las prestaciones de sus usuarios, como se ha detallado más arriba, lo que da como resultado que el sistema es solidario, sostenible y equilibrado. Por tanto, el legítimo derecho de los pensionistas a no ver recortadas sus pensiones por pura justicia social, es, además, un derecho avalado por sus propias cotizaciones. (1) Sobre este tema véase nuestro artículo https://economistasfrentealacrisis.com/la-generacion-del-baby-boom-si-financio-sus-pensiones-futuras/ (WEB Economistas Frente a la Crisis). (2) El Factor de Equidad Actuarial es el indicador que mide el equilibrio actuarial de las pensiones con las cotizaciones. Cuando es igual a uno quiere decir que lo que se recibe es financieramente equivalente a lo que se aporta. (3) https://actuarios.org/wpcontent/uploads/2025/03/InformeInstitutoActuariosPensionesFeb25.pdf  (4) Los datos medios de las altas de enero a junio 2025 de la Seguridad Social arrojan porcentajes significativamente más altos del 57,7% de este estudio. 
eldiario
hace alrededor de 4 horas
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