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Este bonito pueblo andaluz debes visitarlo sí o sí: le declaró la guerra a Dinamarca y está lleno de casas señoriales

El norte de la provincia de Granada esconde gratas sorpresas y una de ellas es sin duda Huéscar , cabeza de una comarca que también tiene otros puntos muy interesantes: Orce, Galera y Puebla de Don Fadrique son tres de ellos. En este caso, lo suyo sería invertir el poema que dejó escrito Mario Benedetti y proclamar bien alto que, en Granada, el norte también existe. Huéscar, por definirlo con una palabra, es bonito. Las casas no están puestas en las calles sin ton ni son, sino que están construidas con elegancia. Es una buena costumbre que allí empezaron a practicar tras la Reconquista, cuando se entregaron tierras a los nobles que habían ayudado a los Reyes Católicos . Así, en el siglo XVI ya había varias muestras de la mejor arquitectura de entonces, no sólo en edificios religiosos, como la iglesia de Santa María sino en los inmuebles civiles que se alzaron en torno a la Calle Mayor. Entre otros, la Casa Maza, la del administrador de los Duques de Alba, la de los Atienza o la de los Abades. Escudos en las fachadas, puertas de hierro, balcones con cierres… Mirar al suelo, en las principales calles de Huéscar, significa perderse mucho . Esas y otras casas señoriales son las más antiguas que se conservan, pero no las que más llaman la atención. Ese premio se lo lleva la Casa de los Penalva, que está en el Paseo de Santo Cristo y es uno de los mejores ejemplos de arquitectura modernista de principios del siglo XX. Tan influida está por artistas como Antonio Gaudí que hay quienes hasta creen que la hizo él. La mandó construir en el año 1911 Claudio Penalva , un hombre que nació en la vecina Puebla de Don Fadrique. Creció en el seno de una familia humilde, estudió Medicina por libre y ejerció después de cirujano y ocultista en Huéscar, donde se convirtió en un personaje extremadamente popular, muy sabio y de carácter peculiar a cuya consulta la gente no sólo acudía para ser tratado, sino para pedirle consejos sobre tal o cual cosa. Aunque la fachada es claramente modernista, el interior es una mezcla de estilos impresionante : la escalera principal y el corredor son un remedo de la época áreabe, mientras que el salón es rococó y la capilla neogótica. Podría decirse que todo vale allí dentro, todo convive en armonía creando un espacio único que, desgraciadamente, se fue degradando cuando el médico falleció en 1950. Sin embargo, el Ayuntamiento de Huéscar la adquirió en 2021 con idea de restaurarla. Dos años después fue declarada Bien de Interés Cultural y, a falta de un uso continuado, de manera esporádica sirve de espectacular fondo para reportajes fotográficos y rodajes cinematográficos. Sin duda merece una rehabilitación completa para que todos puedan disfrutarla y sea además un foco de interés turístico. Otro imán podría ser la ya mencionada Casa Maza , de estilo renacentista, con elementos platerescos nada frecuentes en la zona y con detalles decorativos y de cantería también muy valiosos. Desde 2003 existe un proyecto de limpieza y revisión que por el momento se reduce a su fachada, un lavado de cara, por así decirlo, que también merecen otros inmuebles cercanos. Huéscar, que ya es bonito de por sí, luciría más y mejor. Pero quien vaya a Huéscar y se limite a conocer el pueblo, cometerá un grave error. En las proximidades están los Collados de la Sagra , donde se ubican las montañas más altas de la provincia si se exceptúan las de Sierra Nevada. El Pico de la Sagra alcanza los 2.383 y corona un paisaje excepcional, lleno de senderos interesantes, donde se respira aire puro y en el que hay que localizar, esto también es esencial, el bosque de secuoyas. En la provincia granadina también pueden verse en la Sierra de Huétor, cerca de la capital, pero el bosque de la Sagra es mucho más llamativo, hasta el punto de que algunos lo comparan con el Valle de la Muerte de Estados Unidos . Verse delante de esos gigantescos árboles, que alcanzan los setenta metros de altura, es toda una experiencia. Y para rodearlos hace falta un grupo grande de personas. A todo esto, Huéscar es un pueblo pacífico. Hay que apresurarse a decirlo porque en el titular de este artículo se señala que entró en guerra contra Dinamarca . Huéscar tiene ahora unos ocho mil habitantes y Dinamarca, unos seis millones. No se sabe a ciencia cierta cuántos tendrían unos y otros en 1809, pero seguro que sería una lucha desigual. Lo habría sido en caso de haberse desencadenado el conflicto, aunque fue una guerra más simbólica que otra cosa. Huéscar se la declaró al país danés por la ayuda que éste dio a la invasión napoleónica de España. Si Francia era el enemigo, cualquier aliado del ese adversario merecía, en consecuencia, una respuesta hostil. Nadie llegó a las manos, pero el caso es que, por unas cosas y otras, tampoco nadie firmó la paz. Aquello fue tan anécdótico que se les pasó. Así que, oficialmente, Huéscar y Dinamarca siguieron siendo contrincantes durante 172 años . En 1981, alguien se percató de la curiosa circunstancia y el ayuntamiento orcense hizo las gestiones necesarias para que el conflicto bélico acabara. El episodio aún se recuerda con una sonrisa, pero ha servido, curiosamente, para tomarse el absurdo como un acto de amistad. Huéscar está ahora hermanado con Kolding , una ciudad danesa, se ha rodado un documental recordando el incidente y esporádicamente se conmemora en el pueblo granadino con un acto castrense que lleva de vuelta, de forma lúdica, a aquellos tiempos.

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