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La ciudad medieval de La Rioja que cuenta con una calle repleta de bodegas centenarias y es perfecta para ir de tapas

La ciudad medieval de La Rioja que cuenta con una calle repleta de bodegas centenarias y es perfecta para ir de tapas
La influencia del vino define la economía y la cultura local, reflejándose en bodegas históricas, calados subterráneos y experiencias de degustación en el corazón de HaroEl castillo medieval mejor conservado de España, de estilo románico y en una ubicación privilegiada Ubicada en la comarca de La Rioja Alta, Haro es una ciudad que combina siglos de historia con una intensa tradición vitivinícola. Su entramado urbano conserva calles estrechas y plazas que reflejan el desarrollo medieval, mientras que la actividad enológica ha marcado su economía y su identidad durante más de seis siglos. El casco histórico y sus alrededores concentran elementos culturales, arquitectónicos y gastronómicos que permiten comprender la relación entre la ciudad, sus habitantes y la producción de vino a lo largo del tiempo. Además de su trayectoria enológica, Haro cuenta con un patrimonio arquitectónico significativo que incluye templos, basílicas y ermitas, integrados en un paisaje urbano y natural que combina altura y llanura. Estos espacios reflejan la historia religiosa y cultural de la ciudad, así como la continuidad de tradiciones que se han mantenido hasta la actualidad. La combinación de historia, arquitectura y gastronomía convierte a Haro en un destino que permite recorrer tanto sus bodegas y bares como sus monumentos y entornos naturales, ofreciendo una visión completa de su identidad. Vinos y tapas en el Barrio de la Estación y la Herradura Desde principios del siglo XIV, el vino ha desempeñado un papel central en la economía de Haro, consolidándose hacia finales del siglo XIX como el motor económico de la ciudad. Esta tradición se refleja con claridad en el Barrio de la Estación, donde se concentra la mayor parte de las bodegas centenarias. Su ubicación junto a la línea ferroviaria permitió optimizar el transporte del vino, favoreciendo el desarrollo de un conjunto de bodegas densamente agrupadas en un espacio reducido. Muchas de estas instalaciones mantienen la actividad de elaboración y conservación de vino que las caracterizó desde su fundación, incluyendo calados subterráneos que históricamente han regulado la temperatura para la crianza de los productos vinícolas. Bodega histórica ubicada en Haro. El casco antiguo de Haro, declarado Conjunto Histórico-Artístico, organiza su trazado alrededor de la Plaza de la Paz y configura un recorrido casi circular conocido como la Herradura. Este itinerario comienza en la plaza principal, continúa por la calle Santo Tomás, llega a la Plaza de San Martín y avanza por la calle de San Martín hasta regresar a la Plaza de la Paz, cerrando un circuito que permite explorar gran parte de la oferta de tapas de la ciudad. A lo largo de estas calles estrechas y peatonales se agrupan bares y tabernas en los que los visitantes pueden disfrutar de vinos locales por copa acompañados de tapas tradicionales. En algunos de estos locales, los calados situados bajo el suelo siguen preservando vino, recordando la continuidad de la actividad enológica en el centro histórico y su vínculo con la vida cotidiana de Haro. Haro y su patrimonio histórico El patrimonio de Haro combina historia, religión y arquitectura. La Iglesia parroquial de Santo Tomás Apóstol se encuentra en el cerro conocido como La Mota, desde donde su silueta domina varios sectores de la ciudad. Su construcción se prolongó durante siglos, integrando elementos góticos tardíos y renacentistas, mientras que la portada principal conserva detalles de estilo plateresco. Esta iglesia forma parte del conjunto histórico-artístico del casco urbano, declarado oficialmente para proteger su valor arquitectónico. La Basílica de Nuestra Señora de la Vega se ubica en la zona denominada La Vega y mantiene una estrecha relación con la devoción local hacia la Virgen que le da nombre. La estructura actual refleja reformas de estilo barroco realizadas a lo largo del siglo XVIII, con un retablo mayor que conserva la imagen de la Virgen, anterior a estas reformas, mostrando así la continuidad de la práctica religiosa en Haro. A cierta distancia del casco urbano, sobre los riscos que dominan el curso del río Ebro, se alza la Ermita de San Felices de Bilibio. Su emplazamiento responde a la tradición que sitúa en ese lugar la vida del ermitaño San Felices durante el siglo VI, reconocido como maestro de San Millán. La ermita actual, construida a principios del siglo XVIII y reconstruida en varias ocasiones, se integra en un entorno natural elevado que ofrece vistas amplias del valle. La estatua de San Felices, instalada en la segunda mitad del siglo XX, es visible desde distintos puntos cercanos y refuerza el carácter de lugar de peregrinación y conmemoración dentro de la ciudad.

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