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Siete rincones de Cantabria para descubrirla en todo su esplendor si es tu primera vez de visita

Siete rincones de Cantabria para descubrirla en todo su esplendor si es tu primera vez de visita
Paisajes costeros, entornos forestales, arquitectura medieval y espacios protegidos forman una selección diversa que permite explorar el territorio cántabro desde múltiples perspectivasEl pueblo cántabro que alberga un casco histórico medieval, una ría y playas dentro de un espacio protegido Cantabria ofrece un amplio abanico de espacios naturales, monumentos históricos y paisajes costeros que configuran un destino variado y singular para quienes se acercan por primera vez a esta comunidad. Su territorio combina áreas protegidas de alto valor ecológico con pequeñas localidades cargadas de patrimonio, donde la historia se entrelaza con la geografía para conformar un mosaico atractivo. La riqueza paisajística se extiende desde la franja litoral con acantilados y playas hasta el interior, donde bosques y montañas ofrecen alternativas para el turismo activo y el contacto directo con la naturaleza. El visitante puede recorrer zonas donde la protección ambiental garantiza la conservación de ecosistemas frágiles, al tiempo que se preservan tradiciones y construcciones de interés. Estas condiciones favorecen que la experiencia sea diversa, con espacios accesibles y bien equipados para el visitante que busca tranquilidad, así como para quienes prefieren actividades al aire libre. Parque Natural de las Dunas de Liencres y Costa Quebrada Este espacio natural protegido abarca 195 hectáreas y se extiende a lo largo de la costa central de Cantabria, desde la Punta del Águila en Miengo hasta la Canal de Hoz, en los límites entre Santa Cruz de Bezana y Santander. Declarado Parque Natural en 1986, combina un sistema dunar de gran interés geomorfológico con acantilados y formaciones rocosas singulares.  Las playas de Valdearenas y Canallave, de arena fina y aguas limpias, son ideales para el baño y la observación de aves migratorias, especialmente durante el invierno. El entorno está dominado por un pinar marítimo que contribuye a la biodiversidad del lugar. Parque Natural de las Dunas de Liencres. La singularidad geológica de la Costa Quebrada, incluida en este parque, ha sido reconocida por la UNESCO al integrarse en su Red Mundial de Geoparques. Este geoparque se extiende por ocho municipios: Santander, Santa Cruz de Bezana, Piélagos, Miengo, Suances, Santillana del Mar, Polanco y Camargo.  El territorio presenta una estructura plegada que ofrece una gran variedad de formaciones geológicas, como domos salinos triásicos y playas fósiles elevadas, que ilustran siglos de historia geológica. Además de su valor geológico, la Costa Quebrada es un lugar apreciado para el senderismo, la fotografía y la observación de la naturaleza Santillana del Mar Santillana del Mar es uno de los pueblos más emblemáticos de Cantabria y destaca por su conservación histórica y arquitectónica. En su núcleo urbano, la Colegiata de Santa Juliana se presenta como uno de los monumentos más significativos. Esta construcción románica data del siglo XII y funciona como una iglesia y antigua abadía. Su estructura cuenta con elementos característicos del románico, como arcos de medio punto, capiteles decorados y un claustro que sirve como ejemplo de arquitectura religiosa medieval en la región. La colegiata alberga además restos de Santa Juliana, figura central para la identidad del lugar. Colegiata de Santa Juliana. A pocos kilómetros, se encuentra la Cueva de Altamira, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Este yacimiento arqueológico conserva pinturas rupestres que datan del Paleolítico Superior, representando animales y símbolos con una técnica y conservación excepcionales. El acceso a la cueva original está restringido para preservar las pinturas, pero el museo situado en Santillana del Mar ofrece una reproducción exacta y permite comprender el valor histórico y cultural de estas manifestaciones. La combinación de la arquitectura medieval y la riqueza arqueológica convierte a Santillana del Mar en un destino clave para quienes exploran Cantabria por primera vez. Reserva Natural del Saja-Besaya Esta reserva, repartida entre varios municipios del interior, constituye uno de los espacios protegidos más extensos de Cantabria, con una superficie que supera las 24.000 hectáreas. El territorio está dominado por bosques de robles, hayas y coníferas, que conforman un hábitat adecuado para especies como el oso pardo, el urogallo y el ciervo. Los cursos fluviales que atraviesan el área contribuyen a mantener un ecosistema variado y estable, mientras que las zonas de montaña ofrecen panorámicas amplias y un terreno apto para la práctica del senderismo y otras actividades al aire libre. La gestión de la reserva se centra en la conservación de la biodiversidad y el fomento de un turismo responsable que facilite el conocimiento de la naturaleza en su estado más puro. Ermita de Santa Justa Localizada en Ubiarco, este pequeño templo sobresale por su emplazamiento sobre un acantilado que domina el mar. La ermita, de origen medieval, se integra en el paisaje rocoso, ofreciendo una imagen de austeridad y conexión con la naturaleza marítima. La cercanía a la playa y los senderos que conducen hasta el lugar permiten disfrutar de la combinación entre arquitectura religiosa y entorno natural. La situación privilegiada de la ermita es un punto de interés para visitantes que buscan espacios de tranquilidad y panorámicas costeras. Ermita de Santa Justa. Faro del Caballo Situado en el municipio de Piélagos, el Faro del Caballo se alza sobre un acantilado con una caída directa al mar Cantábrico de más de 90 metros de altura. Este faro, construido a finales del siglo XIX, sigue en funcionamiento y mantiene su papel en la señalización marítima. Para acceder a la base, donde se encuentran formaciones rocosas y pequeñas calas, es necesario descender por una escalera de 365 peldaños tallados en la roca, un recorrido que ofrece vistas panorámicas de gran valor visual. El entorno natural que rodea al faro es abrupto y rocoso, con presencia de especies vegetales adaptadas a la dureza del clima costero. La visita a este enclave permite combinar patrimonio marítimo y contacto directo con un paisaje agreste y poco intervenido. Faro del Caballo. Bosque de Secuoyas en Cabezón de la Sal Este espacio singular se encuentra en el municipio de Cabezón de la Sal y destaca por albergar una de las pocas masas forestales de secuoyas en la Península Ibérica. Estas coníferas, originarias de la costa oeste de Estados Unidos, alcanzan alturas que superan los 40 metros y un diámetro considerable, generando un entorno de gran impacto visual y ambiental. El bosque fue declarado Monumento Natural en 1998, lo que garantiza su protección y conservación. El terreno está equipado con senderos y áreas de descanso que facilitan la visita y permiten al visitante recorrer el interior del bosque mientras observa la flora y fauna asociadas. La singularidad del espacio reside en la introducción de especies exóticas que se han integrado en el paisaje, ofreciendo una experiencia diferente respecto a la vegetación típica cántabra.

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