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Una ruta de senderismo no muy difícil que puedes hacer en Asturias y que te lleva a cabañas de arquitectura vaqueira

Una ruta de senderismo no muy difícil que puedes hacer en Asturias y que te lleva a cabañas de arquitectura vaqueira
Un itinerario asturiano que permite descubrir paisajes de alta montaña, observar fauna silvestre y antiguos asentamientos de altura, donde aún perviven costumbres ligadas a la actividad agropecuariaCaminar por Mordor: la ruta de senderismo que tienes que hacer si eres fan de 'El Señor de los Anillos' El Parque Natural de Somiedo acoge uno de los caminos más accesibles y representativos del paisaje de montaña. Desde el pequeño núcleo rural de Villar de Vildas parte un sendero que asciende suavemente hasta la braña de La Pornacal, uno de los conjuntos de cabañas tradicionales más destacados del norte peninsular. Con una longitud aproximada de trece kilómetros y un desnivel de algo más de 500 metros, esta ruta de dificultad baja permite disfrutar de una jornada en la naturaleza sin necesidad de experiencia previa en montaña. Villar de Vildas, declarado Pueblo Ejemplar de Asturias en 2004, conserva aún la fisonomía de las aldeas ganaderas de alta montaña: hórreos, viviendas de piedra, cercados y animales pastando libremente en los prados que rodean la localidad. Desde aquí parte una pista que acompaña al río Pigüeña en su curso ascendente. A lo largo del camino se suceden bosques de caducifolios, claros de pastizal, arroyos y alguna que otra braña secundaria, hasta alcanzar el conjunto ganadero de La Pornacal, situado a 1.230 metros de altitud. Lo que hace singular esta caminata es el equilibrio entre el valor paisajístico y el patrimonio etnográfico. La ruta discurre por un entorno declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO y permite conocer de primera mano el sistema de pastoreo tradicional, que aprovechaban las brañas de montaña para establecerse con el ganado durante los meses más cálidos. Las cabañas de teito de La Pornacal, construidas con piedra y cubiertas vegetales, siguen en uso en algunos casos, y se mantienen como ejemplo vivo de una forma de vida que resiste al abandono rural. Una ruta accesible por un paisaje protegido El camino arranca en el extremo norte de Villar de Vildas, siguiendo una pista ancha de tierra firme. En los primeros metros se cruza el río Pigüeña, cuyas aguas claras acompañan al senderista durante gran parte del trayecto. El trazado no presenta grandes pendientes ni zonas técnicas, lo que lo convierte en una opción apropiada para familias o personas sin experiencia en senderismo. El ascenso se realiza de forma progresiva y constante, hasta llegar a las primeras cabañas de uso ganadero. El entorno por el que discurre la senda forma parte del Parque Natural de Somiedo, que abarca cinco valles principales y presenta una alta diversidad biológica. Durante el recorrido es habitual encontrar especies vegetales como acebos, avellanos, fresnos o serbales, así como fauna propia del bosque atlántico: aves rapaces, ciervos y, ocasionalmente, algún rebeco. La tranquilidad del entorno permite disfrutar del paisaje a un ritmo pausado, con varios puntos donde hacer una parada antes de afrontar el último tramo del ascenso. En las inmediaciones del camino se encuentran otras brañas menores, utilizadas todavía por el ganado durante el verano. Estas zonas de pasto han sido clave en el modelo de ganadería extensiva tradicional de la montaña asturiana. Camino de acceso a La Pornacal desde Villar de Vildas, flanqueado por edificaciones rurales empleadas aún durante la temporada estival. En algunos puntos, el camino coincide con antiguas rutas de trashumancia que los vaqueiros de alzada recorrían con el ganado vacuno y caballar desde las zonas bajas hasta los pastizales de altura. En la actualidad, el uso ganadero se mantiene, lo que permite observar cómo convive la actividad tradicional con el uso recreativo del sendero. La braña de La Pornacal: arquitectura de montaña con cubierta vegetal La braña de La Pornacal es la mayor y mejor conservada del parque natural. Alberga más de treinta cabañas construidas con muros de piedra y cubiertas de escoba —una planta arbustiva autóctona que actúa como aislante térmico y protege de las inclemencias del tiempo. Este tipo de techumbre vegetal, conocido como teito, ha sido utilizado durante siglos en las zonas altas de la cordillera Cantábrica. La técnica de construcción se ha transmitido oralmente de generación en generación y se mantiene viva gracias a programas de conservación y restauración promovidos por el Principado. El conjunto tiene valor no solo arquitectónico, sino también como testimonio de un modo de vida vinculado al pastoreo de altura, que ha marcado durante siglos la economía y la cultura de esta parte del territorio asturiano. En la actualidad, muchas de estas construcciones se encuentran en buen estado gracias a los trabajos de rehabilitación realizados durante las últimas décadas. Las cubiertas de teito requieren un mantenimiento periódico que implica sustituir la escoba deteriorada por nueva, en una tarea que aún hoy desarrollan especialistas locales. Aunque el uso residencial es residual, algunas de las cabañas siguen sirviendo como refugio para los ganaderos o como almacén de forraje, lo que garantiza su preservación activa y no solo como piezas de museo al aire libre.

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