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La torre que Gaudí escondió a los pies de Collserola y casi nadie conoce

La torre que Gaudí escondió a los pies de Collserola y casi nadie conoce
Una de las obras más desconocidas del arquitecto modernista y, sin embargo, una de las más complejas y simbólicas de toda su carrera A las faldas de Collserola, en el barrio barcelonés de Sant Gervasi, se alza una de las construcciones más singulares de Antoni Gaudí -y una de las menos conocidas, tristemente-: la imponente Torre Bellesguard. También conocida como Casa Figueras, esta torre es toda una obra que combina modernismo, gótico y una fuerte carga simbólica, tanto histórica como estética. Levantada entre 1900 y 1909, y finalizada por sus colaboradores en 1916, Torre Bellesguard fue concebida como una residencia particular con alma de fortaleza. El terreno sobre el que se construyó no es casual: allí se levantó en el siglo XV un castillo real que perteneció a Martín I el Humano, último rey de la dinastía catalana de la Casa de Barcelona. Gaudí medievalista: un experimento neogótico Aunque el modernismo es la etiqueta más común para hablar de Gaudí, esta obra pertenece a su etapa neogótica, donde el arquitecto reinterpretaba los estilos medievales desde una mirada más técnica y audaz. La verticalidad, la piedra, la presencia de almenas y la simbología heráldica dan a Bellesguard la apariencia de un castillo, aunque su interior y algunos detalles ya anuncian el Gaudí más personal e inimitable. El arquitecto integró los restos originales del castillo medieval —murallas, torres, parte de la cimentación— en su proyecto, haciendo convivir pasado y presente de forma natural. Como es habitual en su obra, Gaudí no solo diseñó la estructura principal, sino también elementos decorativos y funcionales, como la casa del portero, la caseta del pozo o los bancos de azulejos que flanquean la entrada. Una casa que cuenta la historia de Cataluña Más allá de su belleza arquitectónica, Torre Bellesguard es un paseo por la historia catalana. Desde el estandarte coronado con una estelada en su color original, que fue cubierto durante la dictadura, hasta los múltiples detalles que aluden a la Corona de Aragón, la casa es casi un manifiesto simbólico. Su nombre, “Bellesguard” —bella vista—, lo tomó directamente el rey Martín I, fascinado por el panorama que ofrecía el lugar. Las vistas desde la torre, con el mar al fondo y el skyline de Barcelona bajo los pies, justifican el apelativo. Y, sin embargo, pocos turistas llegan hasta aquí, pese a estar a solo unos minutos del centro. Una visita fuera de ruta que merece la pena Declarada Bien de Interés Cultural en 1969, la Torre Bellesguard puede visitarse y es hoy una de esas joyas que los barceloneses más curiosos recomiendan con orgullo. No hay multitudes, apenas colas y la experiencia es íntima y sorprendente. Gaudí diseñó este edificio con una clara intención: reivindicar la historia de Cataluña a través de la piedra, fusionando el recuerdo medieval con las posibilidades estructurales del modernismo. Un dragón de mosaico custodia la cúspide. Una torre de pináculo gótico se alza sobre el tejado. Y cada rincón, como ocurre siempre con Gaudí, es una puerta abierta al simbolismo, la geometría y la imaginación. Cómo llegar y qué tener en cuenta Torre Bellesguard se encuentra en la calle Bellesguard, 16-20 (Barcelona). Puede llegarse fácilmente en transporte público (bus o FGC) o a pie desde la estación de Les Tres Torres. La visita puede hacerse libre o guiada, y conviene reservar con antelación si se quiere acceder a las partes superiores de la torre. Ideal para quienes ya han visitado la Sagrada Família, la Pedrera o el Park Güell y buscan otra cara de Gaudí, menos conocida pero igualmente fascinante.
eldiario
hace alrededor de 10 horas
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