cupure logo
tieneesteunalosparamásconpueblo

Cinco pueblos de costa portugueses que destacan por su encanto y son perfectos para una escapa de octubre

Cinco pueblos de costa portugueses que destacan por su encanto y son perfectos para una escapa de octubre
Pequeños pueblos pesqueros, villas históricas y enclaves naturales se combinan con una oferta gastronómica basada en productos del mar Cinco enclaves perfectos para disfrutar de los primeros días del otoño Llega el otoño y las playas más concurridas durante los meses de verano se vacían. Octubre es un mes ideal para descubrir la costa de Portugal: el clima sigue siendo agradable, las temperaturas invitan a pasear sin agobio y las pequeñas localidades costeras recuperan un ritmo tranquilo. Es el momento perfecto para disfrutar del litoral luso, lejos de las aglomeraciones. Desde el norte atlántico hasta el Algarve, la costa portuguesa despliega una gran diversidad de paisajes y estilos de vida. Pequeños pueblos pesqueros, villas históricas y enclaves naturales se combinan con una oferta gastronómica basada en productos del mar. Esta mezcla de naturaleza, cultura y tranquilidad convierte a estos destinos en opciones perfectas para quienes buscan una escapada otoñal más reposada. Nazaré Situado en la región Centro de Portugal, Nazaré ha pasado de ser un pintoresco pueblo pesquero a convertirse en un icono mundial para los amantes del surf extremo. Octubre es también el inicio de la temporada de las famosas big waves en la Praia do Norte, donde surfistas profesionales desafían olas que pueden superar los 20 metros. Aunque no practiques este deporte, ver este espectáculo desde el faro es sobrecogedor. La puesta de sol sobre Nazaré vista desde los acantilados. La playa de Nazaré es uno de los escenarios más singulares de la costa portuguesa. Su amplio arenal en forma de media luna se extiende frente al casco urbano como una inmensa fachada marítima. El casco antiguo conserva calles estrechas y empedradas, casas blancas y el aroma a pescado recién asado. En la parte alta, el mirador de Sítio da Nazaré ofrece una de las vistas panorámicas más espectaculares de la costa portuguesa. El legado pesquero sigue vivo en cada rincón de Nazaré. A lo largo del paseo marítimo es habitual encontrarse con mujeres vestidas con las tradicionales 'siete sayas', un atuendo que ha sobrevivido al paso del tiempo y que constituye un símbolo de identidad local. Al caer la tarde, la playa se transforma en un pequeño escenario: los pescadores regresan a la orilla con sus redes cargadas, y comienza el arte xávega, cuando las mujeres gritan sus pregones de venta. Ericeira A apenas 50 kilómetros de Lisboa, Ericeira es un destino perfecto para quienes buscan combinar naturaleza, deporte y ambiente relajado. Es la única Reserva Mundial de Surf en Europa, pero su atractivo va mucho más allá de las olas. Los acantilados de Ericeira, en Portugal. En otoño, cuando los veraneantes regresan a la capital, el pueblo se llena de una atmósfera tranquila y bohemia. Sus calles adoquinadas y casas encaladas con detalles azules invitan a perderse. Desde el mirador de Furnas se contempla un océano que en octubre ofrece uno de sus mejores espectáculos. Ericeira también es un excelente punto de partida para explorar la región: en menos de 30 minutos en coche se llega a Sintra, Mafra o incluso Lisboa, lo que la convierte en una base ideal para excursiones. Y, al caer la tarde, nada como probar un plato de percebes frescos acompañado de un vino blanco local mientras el sol se pone sobre el Atlántico. Aveiro En el centro-norte del país, Aveiro destaca por sus canales, sus coloridas embarcaciones llamadas 'moliceiros' y una mezcla única de tradición pesquera y arquitectura modernista. Aunque es más ciudad que pueblo, su atmósfera relajada y su cercanía a la costa la convierten en un destino ideal para el otoño. Aveiro es perfecto en esta época: los paseos en barco por los canales son más tranquilos, las temperaturas suaves invitan a caminar por el centro histórico, y los cafés sirven sus famosos 'ovos moles', un dulce típico elaborado con yema de huevo y azúcar, perfecto para acompañar con un café portugués. Costa Nova A pocos kilómetros de Aveiro se encuentra Costa Nova, un pequeño núcleo costero célebre por sus casas de rayas verticales en vivos colores, que parecen sacadas de un cuento y que hoy se han convertido en uno de los iconos visuales de la región. Originalmente, estas construcciones servían como almacenes para los pescadores, pero con el paso del tiempo fueron transformándose en viviendas y alojamientos turísticos, conservando su peculiar estética. Lagos Lagos fue durante siglos un importante enclave marítimo y comercial del sur de Portugal. Gracias a su posición estratégica en la costa del Algarve, se convirtió en un puerto clave para la navegación atlántica y el intercambio de mercancías con otras regiones de Europa y África. Esta relevancia histórica se refleja todavía en su casco antiguo, un entramado de murallas defensivas, iglesias barrocas, plazas tranquilas y calles empedradas que conservan el trazado original. Los acantilados de Ponta Da Piedade, en Lagos. A pocos minutos del centro se encuentran los imponentes acantilados de Ponta da Piedade, uno de los paisajes más espectaculares del Algarve. Las formaciones rocosas, esculpidas por siglos de acción del viento y del mar, crean un escenario natural de cuevas, arcos y grutas que pueden explorarse a pie desde los miradores, en barco o en kayak. En otoño, el mar suele presentar condiciones más calmadas, lo que hace especialmente recomendable realizar excursiones marítimas para descubrir este enclave desde el agua. Tavira Más discreta que Lagos y lejos del turismo masivo, Tavira es uno de los secretos mejor guardados del Algarve. Situada en la orilla oriental de la región, su belleza radica en la autenticidad: un entramado de callejuelas empedradas flanqueadas por casas encaladas con puertas coloridas, azulejos tradicionales y balcones de hierro forjado. Entre ellas se esconden pequeñas plazas sombreadas y más de una veintena de iglesias, que reflejan un pasado rico en influencias romanas, islámicas y cristianas. Tavira El puente romano sobre el río Gilão, uno de los símbolos de Tavira, conecta ambas orillas del centro histórico. A lo largo de la ribera, las terrazas de bares y restaurantes ofrecen un escenario perfecto para disfrutar del sol suave del Algarve. Desde el pequeño puerto, barcos y ferris locales parten hacia la Ilha de Tavira, una franja de arena dorada de más de 11 kilómetros, parte del Parque Natural de la Ría Formosa. Este entorno protegido es un paraíso para los amantes de la naturaleza: dunas, marismas y lagunas que sirven de refugio a aves migratorias como flamencos y garzas.

Comentarios

noticias de viajes