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El pueblo de Guadalajara ideal para desconectar y hacer una escapada este otoño: dónde está y cómo llegar

El otoño es una estación perfecta para hacer las maletas y dejarse llevar por los paisajes que España guarda entre sus montañas, valles y llanuras. Es el momento del año en el que muchos buscan la calma que el verano no ofrece , cuando los pequeños pueblos se convierten en refugios donde detener el reloj y reconectar con lo esencial. En ese sentido, a escasa distancia de Madrid, hay una localidad que conserva intacto su encanto histórico. Su trazado, de origen medieval , permanece prácticamente inalterado y cada rincón respira historia. Calles estrechas, templos y palacios que evocan épocas pasadas y que hacen de este lugar uno de los destinos más bellos de Castilla-La Mancha . Se trata de Pastrana , en la provincia de Guadalajara, una villa alcarreña que parece detenida en el tiempo y que invita a caminar sin prisa, a observar con calma y a disfrutar del silencio. Este pueblo no solo es una joya arquitectónica, sino también un testimonio vivo del Siglo de Oro español : aquí se cruzaron las vidas de la princesa de Éboli , de Santa Teresa de Jesús y de nobles y religiosos que dejaron huella en su patrimonio. Pastrana se encuentra en el corazón de la Alcarria, rodeada de colinas suaves y campos que en otoño se tiñen de ocres, dorados y rojizos. Situada a poco más de una hora de Madrid, esta villa conserva su esencia renacentista , con un trazado urbano que recuerda los antiguos núcleos amurallados. Entre sus joyas destacan el Palacio Ducal , la Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción y los conventos fundados por Santa Teresa , además de varias ermitas, plazas y casas solariegas que conforman un casco antiguo declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1966 . La plaza principal, conocida como la Plaza de la Hora , fue testigo de algunos de los episodios más fascinantes del Siglo de Oro . Desde los balcones del Palacio Ducal, la princesa de Éboli contemplaba la vida del pueblo mientras permanecía recluida por orden del rey Felipe II . En el interior del palacio, aún se pueden recorrer las estancias y los guías locales relatan con detalle las leyendas y los secretos que encierran sus muros. Pero si hay un lugar que deja sin aliento al visitante, ese es la Colegiata. En ella se conservan los famosos tapices de Pastrana , una colección flamenca del siglo XV que representa las campañas militares de Alfonso V de Portugal y que hoy se consideran una de las obras textiles más importantes de Europa . Llegar a Pastrana es sencillo y, además, el camino es parte del encanto. Desde Madrid, el trayecto se inicia por la autovía A-2 en dirección a Guadalajara hasta la salida 55 hacia N-320 . Tras ello, deberemos continuar hasta la salida 253 hacia CM-2006 , en dirección Hueva y, desde allí, se sigue por una carretera local bien señalizada hasta el corazón de la villa. En total, el recorrido ronda los setenta minutos y atraviesa uno de los paisajes más característicos de la Alcarria. Para quienes prefieren dejar el coche en casa, existen conexiones de autobús desde Guadalajara que llegan a la localidad, aunque los horarios varían según la temporada . Una vez en el destino, todo se recorre cómodamente a pie. Las distancias son cortas y cada calle ofrece una sorpresa: una fachada de piedra, un balcón de hierro forjado, una fuente escondida o el eco de una campana que marca la hora con solemnidad. A solo una hora de la capital, este rincón de Guadalajara se convierte, cada otoño, en el escenario perfecto para una escapada . Un destino donde el tiempo parece detenerse, los colores se vuelven más intensos y la calma lo envuelve todo.

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