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La única muralla romana que rodea una ciudad está en España: está reconocida por Unesco y mide más de 2.000 metros

La única muralla romana que rodea una ciudad está en España: está reconocida por Unesco y mide más de 2.000 metros
El conjunto histórico permite recorrer la fortificación y comprender su papel en la organización urbana, la distribución de calles y plazas y la evolución de la ciudad a lo largo del tiempoJunto al Cantábrico y bañado por una ría: el bonito pueblo gallego que tiene los eucaliptos más altos de Europa La ciudad de Lugo, en Galicia, conserva un patrimonio histórico único: la única muralla romana completa que rodea a una ciudad. El conjunto histórico se remonta a la época romana y envuelve por completo el casco antiguo de la localidad. Además, ha permanecido prácticamente íntegra desde su construcción, con más de 2.000 metros de longitud. Esta fortificación fue reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000, lo que subraya su importancia dentro del conjunto de bienes históricos de carácter universal. La muralla se construyó para proteger Lucus Augusti, nombre romano que recibía la ciudad, frente a posibles ataques y para controlar el acceso al núcleo urbano. A lo largo de los siglos, ha cumplido funciones defensivas y ha delimitado el espacio urbano, conservando gran parte de su trazado original. La combinación de materiales como granito y pizarra, junto con técnicas constructivas resistentes, ha permitido que la estructura mantenga estabilidad y conservación hasta la actualidad. El perímetro amurallado incluye varias puertas y torreones distribuidos de forma regular. Algunos se conservan con características originales, mientras que otros muestran adaptaciones realizadas en siglos posteriores para responder a la expansión de la ciudad. Esta disposición permite recorrer la muralla y comprender cómo la organización de calles y plazas se mantiene alineada con la estructura romana inicial. Además de su valor histórico, la muralla está integrada en la vida cotidiana de Lugo. Sus pasarelas facilitan la circulación de peatones y conectan distintos barrios y plazas del casco antiguo. La relación entre la fortificación y los edificios que la rodean refleja la continuidad del desarrollo urbano desde la Antigüedad hasta el presente. De este modo, la muralla sigue cumpliendo funciones de delimitación y referencia dentro de la ciudad. La muralla romana de Lugo La muralla incluye 85 torreones y 10 puertas de acceso que conservan el trazado original de su construcción. Entre ellas se encuentran cinco que datan de la época romana: la Puerta de Santiago, la de San Pedro, la Puerta Miñá, la Porta Nova y la Puerta Falsa. Otras cinco fueron abiertas entre 1853 y 1921 para adaptarse a la expansión urbana: la de San Fernando, la Estación, Obispo Izquierdo, Obispo Aguirre y Obispo Odoario. Interior de la Puerta de Santiago. La estructura puede alcanzar un grosor de entre cuatro y siete metros en algunos tramos y combina funciones defensivas con la delimitación del espacio urbano. Esto permite observar cómo la ciudad creció dentro de un perímetro claramente definido y cómo la distribución de calles y plazas aún conserva la organización romana inicial. Recorrer la muralla ofrece la posibilidad de apreciar la disposición regular de los torreones, que servían como plataformas de vigilancia y defensa. Las pasarelas permiten a los visitantes caminar por el conjunto mientras se observa la relación entre las puertas y los espacios urbanos que delimitan. La fortificación sigue integrando el casco histórico, conectando plazas y calles, y permite identificar cómo se articuló la ciudad en torno a esta estructura defensiva desde sus orígenes. Dentro del casco histórico se encuentran edificios de interés, como la Catedral de Santa María de Lugo, la iglesia de Santo Domingo y el Círculo de las Artes, junto con restos del antiguo Acueducto de Lugo y plazas que reflejan la evolución urbana a lo largo de los siglos. La muralla funciona como referente histórico, cultural y urbano, combinando conservación y accesibilidad con la vida cotidiana de la ciudad. Hoy, la muralla de Lugo no solo conserva su función histórica como límite urbano, sino que también constituye un espacio accesible para quienes visitan la ciudad. Sus recorridos permiten observar el casco histórico desde perspectivas elevadas, conectar distintos barrios y plazas y comprender la evolución de la ciudad a lo largo de los siglos. Al mismo tiempo, sigue siendo un referente cultural para los habitantes, integrándose en la vida cotidiana y ofreciendo un ejemplo de cómo un patrimonio construido hace casi dos mil años puede mantenerse vigente y relevante en la actualidad.

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