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Qué hacer en Cantabria cuando llueve: cinco planes cubiertos para disfrutar en familia o en pareja

Qué hacer en Cantabria cuando llueve: cinco planes cubiertos para disfrutar en familia o en pareja
La lluvia no será un impedimento para realizar una escapada de unos días por Cantabria, que ofrece alternativas que permiten conocer a fondo las raíces y la cultura de esta comunidadCinco cosas divertidas que puedes hacer con niños en casa durante un día lluvioso Cantabria es un destino ideal para quienes buscan dejar atrás la rutina y regalarse unos días de descanso en un entorno rodeado de naturaleza, cultura, tradición e historia. Esta comunidad autónoma sorprende por su riqueza y por la diversidad de sus paisajes: desde sus verdes montañas y sus valles con encanto, hasta su costa salvaje, rodeada de acantilados y playas con arena fina y dorada. Aunque el clima cántabro no se caracterice por ser especialmente soleado, pues la lluvia forma parte de su esencia y contribuye a mantener su verdor y frescura durante gran parte del año, este aspecto no debería considerarse un inconveniente, sino todo lo contrario: el agua y la atmósfera que genera son parte de su atractivo y ofrecen la oportunidad de disfrutar de variedad de experiencias que solo Cantabria puede brindar. Cada vivencia es especial y se adapta a todo tipo de viajeros y a sus expectativas, tanto a familias con niños y niñas dispuestos a explorar cada rincón, como a las parejas que buscan vivir una experiencia única. La comunidad ofrece propuestas para todos los gustos, desde actividades culturales y gastronómicas hasta rutas históricas y planes en la naturaleza. Visita a la Cueva de El Soplao Dentro de la inmensa red de cuevas que existen en la comunidad, situada en el corazón del valle del Nansa, El Soplao destaca entre las visitables y es un plan perfecto para aprender sobre los secretos que alberga en su interior y resguardarse de la lluvia. Se trata de una cavidad única por la singularidad de sus formaciones excéntricas que tan poco comunes son en el resto de España y que tanto abundan en esta cavidad. La sala principal de la Cueva El Soplao. También está repleta de estalactitas y estalagmitas. La visita guiada, que recorre las salas principales de la cueva, invita a que los y las más pequeñas puedan aprender de manera sencilla cómo se crean estas formaciones rocosas con el paso de los años, una información que también puede ser enriquecedora para los más mayores. Sin embargo, no es la única opción para conocer la cueva, ya que la ruta espeleológica, durante la que se puede acceder a galerías de la cueva que no han sido alteradas y se encuentran en su estado natural, también es muy recomendable. Se trata de un recorrido de 3 kilómetros sin luz, con el suelo irregular y varias estrecheces, por lo que es conveniente revisar previamente las normas y condiciones del espacio. También ofrece una ferrata minera que no requiere ser un experto en espeleología, ferrata o escalada, pero sí es necesario tener una buena condición física para realizar con seguridad esta actividad deportiva. El recorrido, supervisado por dos guías en todo momento, consta de 2,3 kilómetros, divididos en cuatro tramos con distintos niveles de dificultad, siendo el último el más complicado de todos. Las entradas se pueden comprar a través de la página web oficial de la cueva y tienen diferentes precios en función de la modalidad de la visita. Visita a la Torre del Infantado Se trata de la obra más representativa de la arquitectura de Potes y una visita guiada es una oportunidad única para acercarse a la cultura y a los orígenes de este importante municipio de Cantabria. Fue inaugurada en 2011 tras un largo proceso de restauración y hoy en día ofrece una interesante exposición con una visita guiada de dos horas de duración. La Torre del Infantado, en Potes. La Torre del Infantado acoge en la actualidad a miles de visitantes cada año y se distribuye en seis plantas repletas de maderas nobles y grandes cristaleras que dotan de luz su interior. Aunque hoy en día sea un museo, la Torre ha sido escenario de numerosas luchas entre distintos bandos. En su día, en el siglo XIV, fue propiedad del hijo de Alfonso XI, Don Tello, señor de Liébana, y posteriormente la heredó su hijo, Juan Téllez. Pero también perteneció al segundo marqués de Santillana y primer duque del Infantado, Diego Hurtado de Mendoza. Asimismo, durante la Guerra de la Independencia, los guerrilleros lebaniegos la utilizaron a modo de defensa contra los franceses las 16 veces que entraron en la villa, pero años más tarde fue destinada a ser cárcel y, después, Ayuntamiento de Potes. Por todo ello, conocer este centro cultural es una oportunidad para profundizar en los orígenes del municipio y resguardarse de la lluvia. Visita al Palacio de La Magdalena Situado en la península de La Magdalena y considerado el edificio más emblemático de la ciudad de Santander, el Palacio de la Magdalena, actual museo turístico, sede de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y un espacio para realizar congresos, reuniones y eventos, fue la residencia de verano de los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia. Imagen aérea del Palacio de La Magdalena. Está emplazado en el centro de un paisaje que combina el azul del mar y el verde de los árboles. Además, al estar construido en lo más elevado de la península que lleva su nombre, parece estar presidiendo la ciudad y da una sensación de majestuosidad aún mayor de la que el el propio edifico ya transmite. En sus orígenes, este edificio, propio de la arquitectura civil de la época, fue un regalo que el Ayuntamiento quiso hacerles a los reyes del momento, quienes lo aceptaron y pudieron disfutar de numerosos veranos santanderinos junto a sus hijos entre 1913 y 1930. Asimismo, con la llegada de la II República, el gobierno del momento incautó los bienes del patrimonio de la Casa Real y en 1932, el entonces ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, Fernando de los Ríos, firmó el decreto fundacional de la Universidad Internacional de Verano en Santander, la actual UIMP. No obstante, la llegada de la Guerra Civil Española, en 1936, transformó al Palacio en un hospital en el que se recibía a los soldados heridos. La historia continúa, pero para conocerla al completo se encuentra la visita guiada que recorre el interior del edificio, cuyas entradas se pueden obtener en la página web oficial del Palacio de La Magdalena. Museo de Altamira y Neocueva En Santillana del Mar se encuentra uno de los enclaves más emblemáticos del arte prehistórico de España, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO: el Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira. Se trata de un museo visitable que alberga una réplica de la Neocueva. Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, en Santillana del Mar. La cueva original, bautizada como la “Capilla Sixtina” del arte rupestre, es el primer lugar en el que se identificó el arte rupestre paleolítico, por lo que tiene un gran valor histórico a nivel mundial. Solo se puede visitar en ocasiones concretas por motivos de conservación, ya que es un auténtico tesoro de la comunidad de Cantabria que requiere una importante protección y mantenimiento para conservar las representaciones artísticas de sus paredes. En el museo se pueden observar las famosas pinturas, en diferentes técnicas, de bisontes, caballos y manos de humanos que existieron hace más de 14.000 años. Al ser el recorrido entero cubierto, es un plan perfecto para un día lluvioso, ya sea en pareja o en familia, pues está diseñado para todos los públicos, así que los niños y niñas también podrán disfrutar de la visita. Además, también se encuentran exposiciones sobre la evolución del ser humano, la vida en el Paleolítico y talleres y actividades para que los más pequeños puedan aprender y divertirse al mismo tiempo que descubren sus orígenes. Visita al Castillo del Rey Ubicado en el municipio de San Vicente de la Barquera, lugar de paso muy importante en el Camino de Santiago, este castillo es uno de los mejores ejemplos de arquitectura de Cantabria. Rodeado por unas murallas robustas y unas altas torres, arrastra años de historia y conflictos que en su día marcaron a este territorio. Castillo del Rey de San Vicente de la Barquera. Se construyó en lo alto de la colina, en medio de la ría, en el siglo XIII, tras la concesión de fuero a la villa de San Vicente por Alfonso VIII. Los reyes de Castilla se reservaron el señorío sobre el castillo de San Vicente, cediendo temporalmente su alcaldía a quien les parecía, hasta el año 1453, en que Juan II otorgó su tenencia a los vecinos de la villa, en la persona de su procurador general. Su interior es único y cuenta con una exposición permanente sobre la historia y la naturaleza del municipio, pero el mayor tesoro son las vistas panorámicas que ofrece desde su balcón. El entorno marítimo y montañoso que rodea a San Vicente de la Barquera es digno de apreciar, y desde su mirador se puede contemplar cómo se fusiona la fortaleza con el paisaje del entorno. Si la lluvia se interpone en el camino de una escapada para conocer Cantabria, este es un plan perfecto para conocer un importante foco cultural de la comunidad y enriquecer la visita, explorando sus torres y salones.

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