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La playa de Ghana plagada de la ropa que creemos donar a África desde España

La playa de Ghana plagada de la ropa que creemos donar a África desde España
La catástrofe ecológica en las costas de África Occidental demuestra cómo nuestras "donaciones" de ropa potencian un problema global de desechos textilesEl mercado más grande de África Occidental está en Benín: más de 20 hectáreas de lonja A pesar de ser uno de los países más estables a nivel democrático de toda África Occidental y un verdadero paraje de ensueño donde encontrar playas paradisíacas y un ambiente alejado del bullicio europeo -para vivir el bullicio africano, muy diferente al nuestro-, Ghana sufre una de las mayores lacras occidentales del siglo XXI: la moda. En las costas de ghanesas, además de ser un paraíso de arenas doradas y aguas cristalinas, encontramos una realidad mucho más sombría: la playa de James Town, un poblado de pescadores que parece un vertedero gigante. La marea que azota este litoral no trae conchas ni estrellas de mar, sino ropa hecha jirones, suelas de zapatos y desechos textiles. Lo que muchos occidentales creen que es una acción caritativa, donar ropa usada a través de los contenedores, ha tenido un impacto devastador en este rincón de África. La playa de Ghana y el negocio de la ropa usada La playa de James Town, situada en la ciudad costera de Acra, ha llegado a ser conocida por la acumulación masiva de ropa usada, la cual se destina a países de África bajo la premisa de ser reciclada o reutilizada. Sin embargo, lo que muchos no saben es que este reciclaje rara vez se lleva a cabo de la manera que imaginamos. A menudo, la ropa que creemos donar con buenas intenciones acaba convirtiéndose en un desperdicio monumental. El periodista Jalis de la Serna, en su visita a la playa, fue testigo de un escenario “apocalíptico”, donde la marea no trae vida, sino desechos. Acompañado por la productora local Alba Amoo-Gottfried y el colaborador de una ONG Ricardo Serena, de la Serna explora cómo las donaciones de ropa que la gente deja en contenedores de ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia acaban en playas como la de James Town, dejando un rastro de basura textil que parece interminable. Playa de Ghana El impacto oculto de nuestras donaciones Muchos ciudadanos de España y Occidente creen que donar ropa usada es una forma de ayudar a los menos afortunados en países como Ghana, pero la realidad es muy diferente. Lo que la mayoría no sabe es que gran parte de esa ropa no se reutiliza ni se recicla. En lugar de ser distribuida de manera eficaz, termina siendo acumulada en vertederos al aire libre, contaminando la costa de este país africano. Lo que se pensó como un acto de solidaridad termina siendo una carga ecológica, dañando tanto al medio ambiente como a las comunidades locales. Ricardo Serena, quien lleva años trabajando en proyectos de sensibilización en la zona, describe la situación como una “batalla perdida”. A pesar de los esfuerzos de los voluntarios locales por limpiar la costa, la cantidad de ropa usada que sigue llegando sigue siendo descorazonante. “No hay ni un centímetro de arena visible”, señala de la Serna, quien destaca que debajo de la arena, la basura sigue acumulándose, sumando al desastre ambiental. Más allá de James Town: una catástrofe que afecta a toda la ciudad Este problema no se limita a James Town. Según los informes, todas las playas de la ciudad de Acra están plagadas de ropa usada, creando un paisaje de desechos textiles que afecta gravemente a la fauna y la flora local. La acumulación de estos residuos en las costas no solo está alterando el ecosistema, sino que también representa un riesgo para la salud pública. La ropa, al descomponerse, libera microplásticos y sustancias tóxicas que afectan tanto a los pescadores locales como a los habitantes de las zonas cercanas. Sensibilización y conciencia global: el camino hacia un cambio real La historia de la playa de James Town es solo una de muchas en el mundo. La industria de la moda y las donaciones de ropa tienen un impacto mucho mayor del que imaginamos. Por ello, concienciar sobre el destino final de las donaciones y promover un consumo responsable de ropa es más urgente que nunca. En lugar de caer en la tentación de seguir donando sin pensar en las consecuencias, es vital que se fomente la economía circular y que se invierta en sistemas de reciclaje reales, que puedan dar una segunda vida a las prendas de manera eficaz y respetuosa con el medio ambiente.
eldiario
hace alrededor de 6 horas
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