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Un oasis termal en Galicia que conserva la misma temperatura todo el año: está en un bosque y se puede acceder gratis

Un oasis termal en Galicia que conserva la misma temperatura todo el año: está en un bosque y se puede acceder gratis
Rodeada por un frondoso bosque de abedules y otras especies autóctonas, la charca se integra armoniosamente en el paisaje gallego. Todo un entorno de paz y tranquilidadParece Japón pero está en Galicia: las termas al aire libre que te transportarán al país asiático Entre los verdes paisajes de la provincia de Lugo se esconde un tesoro natural que ha permanecido en gran medida fuera del radar turístico. Se trata de la Charca do Alligal. Este enclave termal, ubicado en la parroquia de Codesido, en el municipio de Vilalba, ofrece una experiencia única de relajación y conexión con la naturaleza; todo ello de forma completamente gratuita. La Charca do Alligal es un ejemplo de cómo la naturaleza puede ser una experiencia única sin necesidad de grandes infraestructuras ni costes elevados. Esta piscina termal gallega, de momento poco conocida fuera de la región, invita a sumergirse en sus aguas terapéuticas y a disfrutar de la tranquilidad de un entorno natural excepcional. Un oasis termal en plena naturaleza Vista desde arriba de la Charca do Alligal Rodeada por un frondoso bosque de abedules y otras especies autóctonas, la charca se integra armoniosamente en el paisaje gallego. Este ambiente natural no solo proporciona un escenario idílico para el descanso, sino que también potencia las propiedades terapéuticas de sus aguas. La Charca do Alligal es una piscina natural de forma circular, con un diámetro de aproximadamente 30 metros y un fondo arenoso del que brotan manantiales de aguas termales. Estas aguas, de tipo bicarbonatado-cálcico y baja mineralización, emergen a una temperatura constante de 23 grados centígrados durante todo el año. La temperatura ideal para disfrutar de un baño agradable en cualquier estación. Precisamente, esta es una de sus grandes peculiaridades: la temperatura constante. Por ello, durante el verano, es común ver a familias y grupos de amigos disfrutando de un día de campo y baño. En otoño e invierno, el ambiente más tranquilo y el contraste con la naturaleza hacen de este lugar un destino perfecto para desconectar y recargar energías. Aunque la piscina recibe visitantes durante todo el año, es en verano cuando se produce una mayor afluencia. Sin embargo, los conocedores recomiendan visitarla en invierno, cuando el contraste entre el frío exterior y la calidez de las aguas crea una experiencia única y relajante. Así que si estás pensando en visitarla en invierno, es importante que lleves ropa adecuada para abrigarte al salir del agua. Propiedades curativas y tradición local En cuanto a la historia de este lugar, la charca se remonta a 1930, cuando se construyó la primera piscina de piedra, mucho más pequeña que la actual. Desde entonces, la terma ha sido un punto de encuentro para los habitantes de la zona y turistas que buscan alivio para sus dolencias o, simplemente, un momento de relajación en un entorno natural privilegiado. Según Turismo de Vilalba, las aguas de la charca son conocidas por sus propiedades curativas, especialmente en el tratamiento de problemas reumáticos como artrosis, artritis y tendinitis, así como afecciones crónicas de la piel como psoriasis, dermatitis atópica y eccema. De acuerdo con la tradición local, se recomienda un calendario de baños de siete a once días consecutivos para obtener mayores beneficios. Aunque no hay ningún estudio que compruebe esta teoría, locales y visitantes siguen acudiendo a estas aguas por las leyendas relacionadas con estas propiedades curativas. Acceso y servicios El acceso a la piscina es gratuito durante todo el año Una de las grandes ventajas de la Charca do Alligal es su acceso libre y gratuito. No se requiere reserva previa ni se cobra entrada. Esto la convierte en una opción atractiva para quienes buscan una experiencia termal sin costes adicionales. Además, la gestión completa de este espacio corre a cargo de la comunidad vecinal de la parroquia de Codesido, que se encarga de su cuidado y mantenimiento. Para llegar hasta ella, desde el centro de Vilalba, se debe tomar la carretera LU-861 en dirección a Ferrol. Tras cruzar el río Madalena y su playa fluvial, a unos ocho kilómetros, se encuentra un desvío a la izquierda señalizado hacia la charca. Desde este punto, solo hay que recorrer kilómetro y medio hasta el aparcamiento de la piscina. Aunque la charca no cuenta con demasiadas instalaciones o servicios de restauración, su proximidad a un hotel permite que los visitantes puedan disfrutar de algunas opciones para quienes deseen complementar su visita con servicio de alojamiento. No obstante, en los meses de verano, sí se habilitan para el uso público algunos servicios como los vestuarios, los aseos y hasta un pequeño bar. Y como añadido, también es el destino ideal para planificar una excursión de un día al estar ubicada estratégicamente entre las ciudades de Lugo y A Coruña, a tan solo una hora en coche desde ambas. Tanto si te dejas caer por Lugo para pasear sobre su imponente muralla romana, como si decides perderte entre las playas urbanas y el ambiente marinero de A Coruña, el plan mejora todavía más si lo rematas con un baño en la Charca do Alligal. Después de callejear, visitar museos o tomar el fresco en las terrazas, no hay nada mejor como poner rumbo a Vilalba y sumergirte en sus aguas templadas entre árboles para que el día termine en un pequeño spa secreto en mitad del bosque.

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