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Así es el elevador de Santa Justa: el icono de Lisboa símbolo del progreso industrial portugués

Así es el elevador de Santa Justa: el icono de Lisboa símbolo del progreso industrial portugués
Con 45 metros de altura, este ascensor de hierro fundido y estilo neogótico conecta los barrios de Baixa y ChiadoLa fábrica de los pasteles de nata más famosos de Lisboa: el inicio de la reconocidísma pasta Lisboa es una ciudad de cuestas, y durante siglos los vecinos del barrio de Baixa cargaron con la fatiga de subir y bajar sin tregua. Hasta que, a principios del siglo XX, la ingeniería se convirtió en aliada de la vida urbana y el progreso industrial portugués. Entre tranvías y funiculares, el elevador de Santa Justa se alzó como un símbolo de modernidad, un ascensor vertical único que aún hoy despierta curiosidad y admiración. Un icono de la ingeniería industrial Construido por el ingeniero francés Raoul Mesnier du Ponsard e inaugurado el 10 de julio de 1902, el elevador de Santa Justa fue diseñado en hierro forjado como muestra de la vanguardia de su época. Con su estructura de 45 metros de altura y su elegante estilo neogótico, recuerda inevitablemente al trabajo de Gustave Eiffel, aunque Mesnier nunca fue su discípulo. Sus detalles ornamentales, desde los arcos y ventanas hasta los acabados en hierro fundido, convierten el ascensor en una obra maestra del diseño industrial lisboeta. A diferencia de los funiculares de la ciudad, como los de Bica, Lavra o Glória, Santa Justa es el único ascensor vertical de Lisboa, pensado para salvar el desnivel entre Baixa y Chiado sin depender de las calles inclinadas. Su pasarela superior conecta directamente con el Largo do Carmo y el histórico Convento do Carmo, recordando la devastación del terremoto de 1755 y el renacer posterior de la ciudad. Viaje en el tiempo sobre Lisboa Subir en el elevador es entrar en una cápsula del tiempo. Sus cabinas de madera acomodan hasta 28 pasajeros y conservan elementos originales como bancos laterales, barras de bronce y el antiguo mecanismo de control. Hoy funciona con motor eléctrico, pero sus primeros cinco años lo hicieron a vapor, con un ligero temblor y un ronroneo característicos que aún se perciben al ascender. Desde la parte superior, la visita se completa con una caminata por la pasarela hacia Chiado o, para los más aventureros, por la escalera helicoidal que lleva a la azotea. Allí, el Mirador de Santa Justa ofrece una de las panorámicas más icónicas de Lisboa: Alfama trepando por la ladera, el bullicio humano de Baixa y el ancho río Tajo que se abre camino hacia el Atlántico. La experiencia se puede redondear con un café en la terraza, ideal al atardecer para capturar la ciudad bañada por la luz dorada. El elevador de Santa Justa no es solo un medio de transporte urbano; es un viaje por la historia industrial portuguesa, un recordatorio de cómo la tecnología y el diseño marcaron la vida de los lisboetas y un destino obligado para quienes buscan contemplar la capital desde las alturas, entre hierro, madera y siglos de historia.
eldiario
hace alrededor de 2 meses
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