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Rutas gastronómicas por Cantabria: del queso de Liébana o las anchoas de Santoña al orujo de Potes

Rutas gastronómicas por Cantabria: del queso de Liébana o las anchoas de Santoña al orujo de Potes
Cantabria destaca por su cultura, su tradición, su historia y su valor paisajístico, pero la cocina tradicional también es parte de su identidad y esta ruta recorre los lugares que ofrecen los platos más típicosLa receta de tarta de yogur y frutos rojos que se hace sin horno y es perfecta para un postre refrescante Una de las formas más gratificantes para conocer a fondo la identidad de un territorio es a través del paladar: saboreando sus platos y probando la calidad de sus productos típicos. La gastronomía es un lenguaje universal que habla de historia, costumbres y de la manera en la que su gente se relaciona con la tierra y con el mar. Esta ruta gastronómica invita a disfrutar de los auténticos manjares que ofrece Cantabria, que forman parte de sus tradiciones, y que hoy en día siguen siendo imprescindibles para el desarrollo económico. Probar sus platos típicos y degustar la calidad de sus productos tradicionales no es solo un placer, sino también una inmersión en la esencia de su cultura. El queso de Liébana Ubicada a los pies del Mazico Central de los Picos de Europa, con un alto valor paisajístico, Liébana es uno de los destinos más famosos de Cantabria, gracias a su enorme riqueza cultural, que tan atractiva es para los visitantes que llegan a la comunidad. El queso artesano de la comarca de Liébana. En la Edad Media fue uno de los lugares más importantes de España, ya que entre los siglos VIII, IX y X llegó a albergar más de 20 monasterios, siendo uno de los más visitados el conocido actualmente como el Monasterio de Santo Toribio, el punto que pone fin al Camino Lebaniego, un ramal del Camino de Santiago de la Costa. Asimismo, la comarca, rodeada por altas montañas y verdes praderas en donde se encuentran sus siete municipios, Cabezón de Liébana, Camaleño, Cillorigo de Liébana, Pesaguero, Potes, Tresviso y Vega de Liébana, también es conocida por sus tradiciones culturales, como es la producción del famoso queso de vaca, de Denominación de Origen 'Quesucos de Liébana'. Este distintivo hace referencia, en este caso, a que la producción de la leche, elaboración y maduración del queso se produce en la propia comarca de Liébana y que, por tanto, es un producto artesanal en su totalidad. Está elaborado por leches de distintas especies de toda la zona. Dentro del grupo bovino, destacan las razas tudanca, pardo-alpina y frisona, cada una con unas catacterísticas propias y unos usos variados. En cuanto al grupo ovino, la raza Lacha, conocida por su leche de calidad empleada para quesos tradicionales y, en tercer lugar, en el grupo caprino son relevantes en la comarca la Pirenaica y la Cabra de los Picos de Europa, ambas apreciadas por su producción lechera. Esa forma tan cuidadosa de seleccionar de dónde proviene la leche es la que le da al queso de Liébana un sabor tan único que, combinado con ese suave olor y esa pasta de un ligero color amarillo, hacen de este producto uno de los alimentos más famosos y un imprescindible para saborear Cantabria en una ruta gastronómica por la región. El cocido montañés de Bárcena Mayor Se trata de uno de los pueblos más bonitos de España que, además, acaba de ganar el Premio Pueblo de Cantabria 2025: Bárcena Mayor. Ubicado en un enclave privilegiado dentro del Parque Natural-Saja Besaya, es un destino que encarna a la perfección la esencia de la región, tanto por sus tradiciones como por su arquitectura montañesa, que invita a todo el que lo visita a pasear por sus empedradas callejuelas. Cocido montañés, un plato tradicional de Cantabria. El antiguo lavadero, el puente empedrado que cruza el río Argonza, la fuente del abrevadero y la pequeña Iglesia de Santa María, de estilo barroco, son solo algunos de los numerosos rincones que brindan a este pueblo ese ambiente medieval, tan típico de las antiguas aldeas de Cantabria . Pero Bárcena Mayor no solo destaca por su belleza arquitectónica y por su historia, que se remonta al siglo IX, sino que también es tan popular gracias a su cocina tradicional, entre la que destaca un clásico de la comunidad: el cocido montañés. El plato estrella del pueblo nace hace muchos años de la necesidad de alimentar a los ganaderos y pastores con algo nutritivo que les diera la energía necesaria para enfrentarse a sus duras jornadas de trabajo, por lo que el cocido montañés fue un descubrimiento inmejorable. A diferencia de otros cocidos, en este se sirven todos los elementos juntos: caldo, legumbres, carne y verduras. Todas en un solo plato. Calles de Bárcena Mayor Elaborado a base de alubias blancas, berza, chorizo, morcilla, tocino y costilla, cuya mezcla aporta un intenso sabor, se ha convertido en un auténtico símbolo de identidad de la comundidad y en la especialidad de Bárcena Mayor, donde varios restaurantes lo sirven en cazuelas de barro, cada uno con su toque único. Las anchoas de Santoña Un auténtico símbolo gastronómico con una tradición centenaria es lo que son las anchoas de Santoña. Procedentes del corazón del mar Cantábrico y elaboradas artesanalmente en esta villa marinera desde hace más de cien años, representan la culminación de una costumbre que combina historia, ocio, calidad y sabor. Santoña siempre ha estado ligada al mar, ya sea por sus espectaculares playas que atraen el turismo hoy en día, como por sus vecinos y vecinas que tanto han influido en su desarrollo, gracias a su dedicación al sector pesquero y a la industria conservera. Y es que en la actualidad esta villa se ha convertido en el destino más popular de Cantabria para probar el sabor de sus aguas, de donde procede su producto estrella: las anchoas. Las anchoas de Santoña. Desde la pesca hasta el consumo, este producto, procedente de bocartes capturados durante la primavera, pasa por un largo proceso para conseguir tal calidad y sabor. Desde una salazón que dura meses, el fileteado manual y una limpieza especialmente minuciosa. Todos y cada uno de los pasos son vitales para conseguir ese auténtico sabor, fresco y natural, que transmite en un instante a la costa cántabra y que solo las artesanas más experimentadas son capaces de lograr. El Orujo de Potes Al abrigo de los Picos de Europa, de nuevo en la comarca de Liébana, se produce uno de los destilados más típicos de Cantabria: el orujo de Potes. Se trata de una bebida elaborada a partir de los hollejos, pepitas y restos de la uva que quedan tras la fermentación del vino. Pero no es simplemente algo que beber, ya que se ha convertido en parte de la identidad lebaniega y su consumo se asocia a momentos especiales de convivencia, como es la celebración de la Fiesta del Orujo, declarada de Interés Turístico Nacional. Viñedos plantados en Liébana. Durante estos días del mes de noviembre, las calles de los pueblos se llenan de un fuerte aroma a aguardiente, que se junta con el sonido de la música tradicional cántabra, la alegría en sus habitantes, danzas y degustaciones de muchos otros productos típicos de la región. Caracterizado por un sabor potente y un calor reconfortante, el orujo de Potes se toma tradicionalmente a pequeños sorbos, solo o como base de ciertos licores que son aromatizados con hierbas, miel o café. La destilación se realiza en alquiatara, un alambique de cobre característico de la zona que permite obtener un aguardiente de gran pureza y un aroma intenso.
eldiario
hace alrededor de 1 mes
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